Hoy, la empresa SpaceX de Elon Musk, alcanzó un hito en su historia logrando el primer lanzamiento exitoso de su supercohete Starship. Luego de tres lanzamientos que sufrieron algún percance pero que sirvieron de gran aprendizaje, hoy la nave realizó su viaje completo de forma exitosa.
Por Sandra Petrucci Lic. Sistemas / Locutora Integral
El lanzamiento tuvo una demora de 50 minutos, pero a las 09:50AM de Argentina la nave despegaba del suelo desde la plataforma de la base Starbase en la localidad de Boca Chica, Texas y se pudo seguir en vivo desde el canal oficial de la empresa en YouTube.
Tan solo han pasado tres meses desde la última prueba de Starship, el megacohete con el que la NASA quiere volver a la Luna en 2026 y con el que Elon Musk predica que será el primero en llegar a Marte. Pero, sin duda, en SpaceX han aprovechado el poco tiempo de margen para aprender importantes lecciones.
El objetivo de este viaje era alcanzar la órbita y demostrar la capacidad del cohete para que sus dos partes llevaran a cabo una reentrada controlada, algo que, hasta ahora, había quedado en segundo plano en los anteriores tests.
El cohete debía elevarse y, a los 2 minutos 45 segundos separarse en dos partes: por un lado, Starship, la etapa superior que debía continuar su viaje una hora más, en una trayectoria parabólica que acabase también de forma controlada sobre el Océano Índico; y SuperHeavy, la base del cohete impulsada por 33 motores Raptor que poco después, concretamente a los 7 minutos y 4 segundos del despegue, debía amerizar de forma controlada en el Golfo de México, en el Océano Pacífico.
Y lo hizo: con unos 50 minutos de retraso, el cohete integrado se elevó en el aire, separándose sin ningún tipo de problema y enviando impresionantes imágenes desde cámaras integradas en diferentes partes del chasis.
Las imágenes mostraron cómo el cohete, de 70 metros de altura, se posaba suavemente sobre el Pacífico. Todo parece indicar que la próxima vez que veamos a este gigante aterrizar sea sobre una plataforma marítima.
Mientras, Starship, la etapa superior de 50 metros continuaba su camino sin problemas.
El reto consistía en sobrevivir a una reentrada atmosférica, sin que el roce destruyera la nave, como ocurrió en el tercer intento.
De hecho, el propio Musk afirmó que esta es la parte que más dolores de cabeza está dando ahora a los ingenieros, ya que las altas temperaturas a las que se somete el vehículo degradan el material, lo que provoca que haya demoras entre un lanzamiento y otro debido al tiempo que se tarda en reemplazarlo.