Mariana Colombo, activista por la agroecología, residente de Luján, se recibió y trabajó muchos años como Veterinaria pero un día decidió cambiar su estilo de vida para cumplir el sueño de vivir en contacto con la naturaleza. Así pasó de tener una casa en la ciudad a vivir en el campo, y transitar un nuevo camino basado en la alimentación natural y el bajo consumo con el fin de satisfacer las necesidades básicas y “disfrutar de cada día como si fuera el mejor”.
Norte News la entrevistó junto a las periodistas Sol Urroz y Desirée Silva, y contó qué cosas la hicieron cambiar de pensamientos y de qué se trata el movimiento Buen Vivir, impulsado por ella, para fomentar el consumo de la agroecología en la zona de Luján y alrededores.
¿Hace cuánto decidiste cambiar tu estilo de vida?
Empecé mi cambio cuando llegó la palabra Permacultura a mi vida, que significa agricultura permanente. Hace 10 años comencé este camino porque estaba en un momento en que las cosas no me terminaban de cerrar, de lo que yo quería para mi vida, mis sueños, que era tener una vida en el campo, en la naturaleza. Y bueno ahí conozco la permacultura y me empiezo a enterar de los ciclos de energía, de la sustentabilidad, de la ecología profunda, ir a lo simple, por ejemplo en aprovechar el calor del sol, el agua, empezar a buscar un diseño eficiente de nuestras vidas. También cuando conocía la cultura andina de Sumak Kawsay, que quiere decir el Buen Vivir. Y otra cosa que me ayudó espiritualmente fueron los cuatro Acuerdos Toltecas, que viene de México, y dice sé impecable con la palabra, esfuérzate al máximo, no adivines ni presupongas, y no tomes nada en forma personal.
¿Cómo aplicás estos principios en tu vida diaria?
En principio decidí abandonar mi profesión, yo fui veterinaria, pero vivía para trabajar, estresada, asique decidí cumplir mi sueño de vivir en el campo en medio de la naturaleza, consumiendo alimentos naturales que también favorecen a la salud porque te libera de un montón de remedios. Empecé a hacer biodinámica, que te ayuda a comprender que los alimentos no solo no tienen que tener veneno sino el amor que uno le pone, esa conciencia de compromiso. Y eso también es parte de la agroecología. Por suerte casi todo lo que consumo lo preparo yo. Aprendí a hacer el queso, de hecho me compré una vaca, y cambié mi casa de cemento en la ciudad al pedacito de tierra que tengo hoy con mi molino, y la casita que es muchísimo más humilde pero tengo todo lo básico que necesito. Y mi estilo de vida cambió, me siento totalmente libre, de bajo consumo porque una de las cosas que me estresaba cuando trabajaba era la cantidad de boletas que había que pagar.
¿La agroecología y lo orgánico son lo mismo?
En principio hay una necesidad de no comer más veneno, y respecto a la moda de lo orgánico hay mucho interés comercial. En cambio la agroecología plantea algo distinto y superador a este tipo de mercados, que se refiere al aspecto social, de cuidado de la tierra y de bienestar de la comunidad. La agroecología es local, no se exporta, porque acá en Argentina la mayoría de los mercados orgánicos son de exportación, Bueno agroecología para que quede definido es el cuidado de la tierra y el cuidado del ser humano, y nosotros la entendemos sin veneno y sin transgénicos.
¿Es cierto que nuestro país es uno de los que más fumigan a nivel mundial?
En los libros Argentina Fumigada y Mal Comidos, que son fuertísimos, se explica en qué situación estamos. A nivel mundial La Argentina se encuentra dentro de los 10 primeros países que más litros de agrotóxicos tira a las plantas. Porque lo que sucede es que las agroempresas están generando mucha cantidad de plantas transgénicas en sus laboratorios y a su vez fabrican los insumos, es decir los agrotóxicos, para cuidar esas plantas. Pero como las plagas están cada vez más resistentes, entonces los venenos se refuerzan aún más para poder combatir esas plagas. Y también al crecer en el campo las plantas de laboratorio comienzan a reproducirse y esa es otra causa por la que se tiran cada vez más litros de agrotóxicos. La gravedad de todo esto es que no está medido el impacto ambiental a largo plazo que tiene, y sobre todo en la salud de las personas.
¿De qué manera fomentas el consumo de la agroecología?
Junto con otros productores dedicamos un espacio de feria agroecológica el 2do y 4to sábado de cada mes en la Sociedad de Fomento del Barrio El Mirador, en Luján. Ahí la mejor certificación es que vos tenés la palabra del productor en ese momento para contarte cómo produce y vos elegir y darte cuenta de qué se trata. Además en cada encuentro se dan charlas y también empezamos a realizar asambleas para exigir al municipio ordenanzas que restrinjan las fumigaciones y favorezcan la agroecología. En el caso de nuestra localidad se prohíben las fumigaciones aéreas y se restringen las terrestres y hace 2 años con la multisectorial se presento la que fomenta la agroecología que se aprobó este año y se está reglamentando en este momento. Por eso nos autoconvocamos para conseguir que la agroecología supere a lo orgánico con la mejor calidad, sin venenos ni transgénicos.
Desirée J. Silva