Es increíble la medida que, apelando a tecnicismos menores, ejecuta el Gobierno Nacional para reducir las pensiones por invalidez y así dejar sin derechos a los sectores más vulnerables de la población.


Para describir la gestión de la Alianza en los peores años de la Argentina, Néstor Kirchner acuñó una frase: “Un gobierno fuerte con los débiles y débil con los fuertes”.

La máxima les cabe de manera perfecta a Mauricio Macri y sus funcionarios, que ahora revisan y recortan la ayuda estatal entre casi 1,8 millones de titulares.

En campaña electoral nos prometieron cambiar pasado por futuro, pero una vez más, como en tantos otros aspectos, Macri y sus políticas revierten los derechos adquiridos por los sectores más vulnerables. En pos de “achicar el gasto fiscal”, Cambiemos apela a las viejas recetas del FMI y ajusta entre aquellos que necesitan de una ayuda de $4776 para satisfacer necesidades básicas.

Atentos a los datos censales que marcaban que de cada diez argentinos uno padecía algún tipo de invalidez que impedía su pleno desarrollo laboral, hasta 2015 se aumentaron exponencialmente las pensiones entre las miles de familias que requerían del Estado para llevar adelante una vida con dignidad y esperanza. Ahora, esas políticas de inclusión y justicia social consolidadas por Cristina Kirchner, vuelven a ser tildadas de pesada herencia por quienes son simplemente pésimos herederos.

Más interesado en administrar un Excel que en solucionar los verdaderos problemas de la gente, este Gobierno eliminó en lo que va del año unas 70.000 pensiones por discapacidad y evalúa otros 180.000 expedientes. A eso se le suman unas 15.000 bajas más en casos que lo reciben por vejez o ser madres de familias numerosas.

La brutalidad del ajuste es tal que hasta consideran que una persona con síndrome de down no es sujeto de derecho a recibir este tipo de ayudas estatales. Sin alma ni corazón, las acciones de Macri y sus funcionarios nos confirman día a día que gobiernan para los ricos y se desentienden de mejorar la calidad de vida de los que la están pasando mal por las mismas políticas impopulares que ellos desataron.

Es así que hoy se suceden tristes noticias que nos devuelven a un pasado que, como sociedad, no queremos revivir: cierre de las industrias, suba del desempleo, pérdida del poder adquisitivo, tarifazos en los servicios públicos, recorte de los derechos sociales adquiridos y un Estado que cede el control de la economía a los grupos más concentrados. Al mismo tiempo, se toma deuda a niveles históricos, se liberan los requisitos para el blanqueo de capitales, se acentúa la fuga de divisas y las únicas inversiones apuestan más por la bicicleta financiera que a los proyectos productivos que generen empleo genuino entre nuestros compatriotas.

Movilizados por el amor y sin odios ni revanchismos, los argentinos todavía estamos a tiempo de frenar el ajuste de Cambiemos y volver a encarrilar a nuestro país en el camino hacia la patria justa, libre y soberana soñada por todos.