El vicepresidente del club xeneize tiene planes para el Apache. Qué le ofreció una vez que cuelgue los botines


El freno en la actividad descalibró la agenda y planificación de todos los integrantes del mundo del fútbol a nivel doméstico. La pandemia del coronavirus causó estragos en varios sectores y la Liga Profesional argentina, que apronta su retorno, no quedó exenta. Boca, al menos, pudo tocar la pelota otra vez a nivel continental con la disputa de tres encuentros por la Copa Libertadores que le sirvieron para sellar su boleto a octavos de final. Carlos Tevez, para alegría de todos los hinchas, reapareció en la misma tónica que había mostrado antes del parate por el COVID-19.

En la última jornada de la Superliga pasada el Apache anotó el gol del campeonato contra Gimnasia La Plata, frutilla del postre de un excelente nivel adquirido en este 2020. Pero a cualquier futbolista de 36 años se le habrán generado interrogantes internos antes de retomar la acción (de hecho, varios de su edad optaron por el retiro en plena pandemia). Tevez se reinventó una vez más. Siente el rigor y trajín de cada partido y se cuida al máximo durante la semana. Los explosivos arranques que mostraba a los 20 ya se ven esporádicamente aunque se volvió un jugador cerebral que resulta clave en el ensamblaje táctico del elenco comandado por Miguel Ángel Russo, que pidió expresamente por su renovación de contrato.

 

PUNTO DE CONFLICTO

El vencimiento del vínculo de Carlitos generó un cortocircuito que se evidenció para fines de junio. El Consejo de Fútbol figura públicamente a cuentagotas pero, cuando lo hace, deja títulos importantes. Jorge Bermúdez y Raúl Cascini fueron tajantes a días de que expirara el contrto de Tevez: “Cuando asumimos, era un ex jugador”. Hubo una importante rebaja en su salario para ajustarse a las posibilidades de la golpeada economía argentina y allí quedaron a la espera de la respuesta del capitán, que se tomó su tiempo para evaluar la oferta.

72 horas después Tevez utilizó la misma vía (entrevista pública) para confirmar que seguiría en el club. No sin manifestar su descontento por los dichos de Bermúdez y sobre todo de Cascini, con quien mantenía -al menos hasta allí- una gran amistad. El 10, obnubilado ante la chance de ganar la Séptima Libertadores para el club, anunció que donaría su sueldo a una entidad benéfica, mencionó al pasar la posibilidad de jugar en Corinthians o West Ham si no tenía lugar en la Ribera y aclaró: “No me quiero ir de Boca peleado con nadie pero tampoco voy a dejar que me falten el respeto”.

La pipa de la paz fue arrojada bien lejos por el Patrón Bermúdez que, con la vehemencia con la que se manejaba ante los delanteros rivales dentro de la cancha, cruzó a Tevez en las redes sociales. Le quedó resonando una frase de Carlos: “Quizás me tiro a presidente”. Y lo acusó de oportunismo político linkeando un artículo que hablaba de la sociedad del de Fuerte Apache con Mauricio Macri por sus inversiones en parques eólicos y su estrecha relación con Daniel Angelici, ex presidente de la institución y enemigo público del gobierno de Jorge Amor Ameal.

El colombiano le dejó claro a Tevez que ya no gozaría de las libertades que poseía con el mandato anterior. Su contrato finalmente se venció y hubo silencio por largas horas en las que, ahí sí, levantó el teléfono Juan Román Riquelme. El ídolo que basado en la confianza delega gran parte de sus tareas a los otros integrantes del Consejo calmó las aguas. Puso los puntos sobre las íes en comunicación con Tevez y limó las asperezas que quedaban para que firmara su continuidad.

Hoy Tevez está ligado a Boca hasta mediados de 2021. Una vez que finalice la participación del equipo en la Libertadores tendrá la chance de ejecutar una cláusula de salida. Y también figura en su nuevo vínculo una opción para renovar más allá de junio del año próximo.

 

LA PROPUESTA

Horas antes del amistoso que el equipo de Russo disputó ante Arsenal de Sarandí en el Centro de Entrenamiento de Ezeiza ayer por la tarde, los miembros del Consejo de Fútbol brindaron una entrevista a TNT Sports en la que dejaron títulos interesantes: 1) denunciaron a la comisión directiva anterior por vender por 90 millones de dólares y dejar solamente 5 millones en caja; 2) informaron que dejaron deudas por las contrataciones de Sebastián Villa y Eduardo Salvio; 3) aseguraron que el predio de Ezeiza tenía graves problemas de mantenimiento (las canchas se inundaban ante cada lluvia); 4) aclararon el panorama sobre el futuro de Villa y Agustín Almendra; y 5) mencionaron los nombres de los tres futbolistas de elite con los que mantuvieron contacto en el último mercado.

Al mismo tiempo, Bermúdez expuso su cambio radical respecto al emblema del plantel Carlos Tevez. “Carlitos es nuestro máximo ídolo” comentó primeramente cuando exponía la idea que tiene el Consejo con la estructura de los juveniles. Y más tarde trató de bajarle el tono al cruce mediático que habían tenido meses atrás: “Se habló mucho más de la cuenta, se quiso hacer mucho más daño de la cuenta. Quedó muy clara cuál era la intención, nuestra defensa y postura fue siempre lo mejor para el club. En ningún momento pusimos trabas, al contrario, quisimos claridad. Siempre fuimos transparentes, correctos y directos. Él está disfrutando en la cancha; si el nos demuestra que está bien, entra y sigue haciendo lo que le gusta, nosotros seguramente nos vemos identificados con esa disposición”.

Ahora bien, hubo otra línea que fue pasada por alto y es una bomba periodística: la propuesta de Riquelme a Carlos Tevez. En las últimas semanas el vicepresidente segundo de la institución le ofreció al Apache formar parte de su grupo de trabajo cuando decida colgar los botines.

Román, que proyecta nutrirse de conocimientos como directivo en las oficinas de Casa Amarilla y Ezeiza, tutelado por Ameal, para lanzarse como presidente en 2023, se anticipó a la jugada y le propuso a Carlitos que se una al Consejo de Fútbol una vez que considere que está concluida su carrera profesional. Ahora la pelota la tiene otra vez el Apache.

Tevez está enfocado exclusivamente en el presente como jugador. Lo obsesiona la Libertadores como a cualquier otro fanático azul y oro y sabe que cualquier tipo de distracción puede resultar perjudicial y atentar contra su buen momento futbolístico. No respondió a la propuesta y no analizará su futuro sin los botines puestos, al menos en lo inmediato. Aunque en la cabeza ya le ronda la idea de volcarse a la política del club.

Cuando diga adiós al fútbol Carlitos comenzará a transitar una encrucijada: aceptar unirse al grupo de trabajo de Riquelme y ser su ladero, gesto que podría llegar a ser considerado una traición por el angelicismo; o agradecer y rechazar gentilmente la oferta para proyectar sus planes políticos a largo plazo amparado por los antiguos mandatarios boquenses.

Tiempo al tiempo. Hoy Tevez en la cabeza solo tiene una pelota.