El Peque cuenta sus vivencias desde Nueva York, donde ya pasó por el Masters 1000 de Cincinnati y aguarda por el Grand Slam en la nueva normalidad por la pandemia de coronavirus: “La verdad es que soy muy cagón con el tema”


Diego Schwartzman debió adaptarse a las nuevas medidas de prevención del contagio de coronavirus para poder regresar al circuito profesional y de a poco lo va transformando en su mundo, con algunas modificaciones que va realizando en el camino. “Una de las cosas que hice fue mudarme de hotel. Estaba en un Marriot, pero las habitaciones eran muy chicas y había mucha gente. Iba a ser complicado estar un mes de esa manera, por eso me mudé al Garden, algo más amplio. Lo único es que ahí arriban tripulantes de aviones”, comenta Peque, entre las medidas que decidió tomar desde su llegada a la burbuja de Nueva York. “Es que, hoy, la realidad es esta”, reconoce el N° 13 del mundo. “Acá tenemos que cuidarnos entre todos y no hay demasiadas opciones. La verdad es que yo soy muy cagón con esto del coronavirus y soy bastante conservador. Por eso prefiero ir tirando para adelante, hasta que esté la vacuna, que espero esté a fin de año”, agrega.

Esta burbuja sanitaria implementada de manera conjunta entre las autoridades de Salud del estado neoyorquino y la USTA (Federación estadounidense) contempla un par de hoteles oficiales en los que se alojan los jugadores, cuerpo técnico, jueces organizadores y todo el staff que participa de cada torneo. Además, incluye el predio del Billie Jean King National Tennis Center, sede del US Open, y el corredor (transportes) entre los alojamientos y el lugar de juego. Así se está disputando el torneo de Cincinnati, trasladado de esta ciudad a Flushing Meadows, frente a la Gran Manzana. El torneo quedó ayer sin argentinos en el cuadro principal, al caer Schwartzman frente al local Reilly Opelka por 6-3 y 7-6(4).

Si bien el mejor tenista de América dice temerle más a la posibilidad de quedar fuera de los torneos por dar positivo de COVID él o algún miembro de su equipo “que a la enfermedad en sí”, toma precauciones de todo tipo. “Trato de cuidarme de todo eso. Ando con el alcohol en gel todo el tiempo, pero todo el tiempo -enfatiza-. Me traje de Argentina un rociador con alcohol en gel que, cuando nos traen el delivery, le tiramos a todo. Rociamos los cubiertos y los paquetes, todo lo que nos traen”, relata con una sonrisa.

Además, la higiene se torna en algo rutinario y de extremada regularidad. “Tengo una alarma que suena cada dos o tres horas”, cuenta Peque de manera muy natural y espontánea. “Esas alarmas nos avisan que es tiempo para que nos vayamos a lavar las manos. Son precauciones que vas tomando”. Pero con el tiempo de compartir con el resto de sus colegas casi las mismas precauciones llega el momento de bajar las alertas, por eso, “a medida que van pasando los días te vas relajando, porque se supone que acá estamos todos limpios en esta burbuja”.

Aún entre tanta seguridad sanitaria, hay una parte de esa burbuja que todavía lo inquieta. “No me puedo relajar en el hotel, porque cuando estamos tomando un café vemos que llega un bus con pilotos y azafatas, y no sabés de dónde vienen. Y quizás te toca subir en el mismo ascensor que ellos, entonces no querés tocar nada y te ayudás con una servilleta para pulsar el botón del piso al que vas o para tocar los pasamos. No sé, llegás a tu cuarto y te lavás las manos enseguida. Mucha precaución, pero bueno, es lo que toca en esta época”, sigue narrando Schwartzman sobre una realidad diferente a la que estaba acostumbrado, con gente alrededor, fotos, autógrafos y aliento en la tribuna. “Jugar sin público es muy raro, muy distinto, es como que le falta chispa”, lanza con una amplia sonrisa que marca su gusto por ver las gradas llenas.

Sin embargo, y sin llegar a ser paranoico, reconoce que “te da miedo el delivery, te da miedo todo, pero es lo que toca vivir. Por eso hay que tomar precauciones”.

Por otra parte, Diego dijo estar muy contento por el regreso de Guido Pella a los entrenamientos luego del test positivo de su preparador físico, que lo relegó del torneo de Cincinnati (sin embargo, días más tarde el profesional dio negativo, hecho que generó el reclamo en las redes del bahiense). “Por lo menos es algo como para que no llegue tan duro al US Open”, el Grand Slam que comienza la semana próxima.