El nacimiento de un bebé no solo marca el inicio de una nueva vida, sino también la posibilidad de resguardar un recurso biológico de enorme valor: las células madre. En diálogo con La Provincia News, el Dr. Claudio Dufour, Director Médico de BioCells, explicó en qué consiste este procedimiento y por qué su conservación puede representar una herramienta clave para la salud futura del recién nacido y su familia.

Por: Sol Urroz y Carolina Badano

Un biobanco, detalló Dufour, es una organización que ofrece la posibilidad de mantener células y tejidos criopreservados. Estos elementos biológicos pueden emplearse tanto en tratamientos médicos ya probados y validados, como en investigaciones y ensayos terapéuticos que buscan nuevas aplicaciones clínicas. En muchos casos, las muestras se conservan por años, esperando una posible necesidad de uso futuro.

Al momento del parto, los padres tienen la posibilidad de decidir la recolección de dos tipos de células madre provenientes del cordón umbilical: las hematopoyéticas, que se encuentran en la sangre placentaria y son las responsables de generar glóbulos rojos, blancos y plaquetas; y las mesenquimales, presentes en el tejido del cordón, con un amplio potencial terapéutico. Estas últimas pueden utilizarse en tratamientos para recomponer huesos o cartílagos, y se investigan sus beneficios en cuadros como el autismo (TEA) o enfermedades inflamatorias reumáticas, entre otras.

El Dr. Dufour destacó que el procedimiento de extracción es sencillo y seguro tanto para la madre como para el recién nacido. “Al momento del nacimiento, se recolecta la sangre de la placenta mediante una punción en la vena umbilical, similar a una donación de sangre. Todo el proceso se realiza sin riesgos ni molestias”, explicó. Un aspecto fundamental es el clampeo precoz del cordón, que debe hacerse dentro del primer minuto luego del parto, ya que un retraso puede reducir significativamente la cantidad de sangre y, por ende, de células útiles.

Una vez recolectadas, las muestras se colocan en condiciones controladas: la sangre en una bolsa con anticoagulante y el cordón umbilical —de unos 15 centímetros— en un frasco con solución fisiológica y antibióticos. Además, se toma una muestra de sangre materna para descartar posibles enfermedades transmisibles. Todas las muestras son luego enviadas al laboratorio para su procesamiento.

La conservación, según explicó el especialista, se realiza en tanques de nitrógeno líquido a -190 °C, lo que permite mantener las células en estado viable de manera indefinida. “La calidad del material depende, en gran parte, de la correcta colecta y del manejo aséptico de las muestras. Es un proceso que requiere precisión y control en cada etapa”, enfatizó Dufour.

Así, las células madre del cordón umbilical se presentan como una reserva biológica invaluable, capaz de ofrecer oportunidades terapéuticas para el bebé y su familia. Como concluyó el Dr. Claudio Dufour, “se trata de una decisión que se toma una sola vez en la vida, pero cuyo valor puede perdurar por generaciones”.

Quizás, detrás de cada pequeño llanto al nacer, se esconde también una promesa de futuro. Guardar las células madre es una forma de cuidar no solo el presente, sino también los días que vendrán. Es una manera de decirle a ese nuevo ser que acaba de llegar al mundo: “Te estamos pensando en cada paso que darás, incluso mucho antes de que empieces a caminar”.

Guardar las células madre es cuidar no solo el presente, sino también el futuro. Es decirle al nuevo ser: “pensamos en vos desde el primer instante de tu vida.”