En un compromiso de parte del intendente Abella al poner en valor los espacios públicos y recuperar aquellas construcciones que rinden homenaje a la historia de la ciudad, se reacondicionó por completo el monumento erigido en la plaza Eduardo Costa


A pocos metros de la escalinata de la plaza Eduardo Costa se erige uno de los monumentos más populares de la ciudad. La escultura es una ola que simbólicamente atraviesa el Océano Atlántico y une Argentina con Italia.

La imponente pieza construida en piedra, agua y bronce fue obra de la escultora italiana Lydia Silvestri. Se creó “del otro lado del charco” y se trasladó a Campana con la intervención de Tenaris Siderca.

Se inauguró formalmente en octubre de 1988 en un emotivo acto que estuvo encabezado por aquel entonces intendente Calixto Dellepiane y rinde homenaje al Ing. Agustín Rocca.

Rocca, a través del Decreto 1753, fue declarado como el primer Ciudadano Honorario de la ciudad de Campana durante la gestión de Dellepiane. Por ello, la avenida principal de la ciudad tomó el mismo nombre dejando atrás su histórica identificación como calle Real.

El Ing. Agustín Rocca, tras emigrar a la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial, instaló la industria siderúrgica en Campana. Y aunque hoy en la conciencia popular sea ampliamente reconocida como una prestigiosa empresa multinacional, tuvo alguna vez que “empezar de cero”.

En 1924, Campana –denominada como la “Manchester Argentina”- quedó devastada tras el incendio del frigorífico Anglo que empleaba a cientos de vecinos y, hasta antes de este episodio, era una ciudad fructífera con un pleno porvenir.

La tragedia provocó la migración de sus habitantes en busca de nuevas posibilidades de trabajo. Donde todos veían solo ruinas, Agustín Rocca vio un exitoso futuro.

A fines de los ’40, Argentina comenzaba a posicionarse en el mundo. El Estado comenzó a darle un impulso al sistema industrial poniendo especial énfasis en la energía, la industria aeronaval, la petroquímica y la siderurgia.

Rocca, mediante la iniciativa de un diputado oriundo de Campana -el escribano Jorge Á. Simini- presentó un proyecto de expropiación de las tierras que ocupaba el viejo frigorífico.

Una vez que obtuvo la aprobación de las Cámaras Legislativas, puso en marcha no solo un anhelo personal sino también a la propia ciudad.

En 1949, se encendieron por primera vez las chimeneas del emporio siderúrgico de tubos de acero sin costura más célebre del mundo. Y en ese simple acto, comenzó también a reactivarse la estructura económica que, con el paso del tiempo, sustentaría en gran parte a la comunidad.

“El monumento al Ing. Agustín Rocca permite a los campanenses recordar la figura de un noble ciudadano que confió en estas tierras y supo darle una nueva oportunidad a quienes la habitan”, comentó el intendente Sebastián Abella.

Comprometido con el espacio público y la recuperación de plazas y construcciones emblemáticas, y tras poner en valor el Monumento de los Inmigrantes de la plaza Italia, ahora Abella hizo lo propio con el monumento instalado en la plaza Eduardo Costa.

En el lugar, la Secretaría de Espacio Público realizó una limpieza integral del monumento, limpió los filtros y colocó un timer para mejorar el funcionamiento de la fuente.

“Desde el Municipio estamos convencidos que es sumamente importante conservar los espacios públicos. Pero, fundamentalmente, creemos que es necesario poder preservar y recuperar –tras tantos años de olvido- este tipo de monumentos”, agregó.

“Monumentos como estos nos permiten recordar quiénes fueron los que impulsaron el crecimiento de la ciudad. Nos da lugar a identificarnos con quiénes somos y hacia a dónde podemos llegar”, completó el jefe comunal.