Vive en Las Campanas y desde hace 15 años desempeña sus tares en el CAPS del barrio con la misma dedicación del primer día.


Marcela Núñez se siente “como en casa” en el Centro de Atención Primaria de la Salud N° 17 de Las Campanas. Es vecina del barrio y desde hace 15 años es la enfermera del lugar.

Tiene 35 años de profesión y 21 de ellos trabajando para el Municipio. Antes de llegar a Las Campanas estuvo en el hospital, donde se desempeñó en clínica médica, guardia, hogar de ancianos y maternidad. Además, trabajó en San Felipe, San Jacinto, Lubo y La Josefa.

Si bien admite que “en el Hospital se aprende muchísimo” asegura también que “los centros de salud son un mundo distinto”.

Un mundo del que ella se apropió con una naturalidad admirable. Marcela muestra confianza ante cada consulta y conoce en detalle todo lo que pasa en su centro de salud. Para ello, afirma que “es fundamental el vínculo que se crea a diario”.

“En el hospital, la enfermera tiene un contacto directo solo con el paciente que está allí en forma transitoria. Sin embargo, en un centro de salud tratamos todo el tiempo con el paciente y la familia. Muchas veces vienen acá buscando alguna palabra de aliento o incluso de consuelo o un consejo”, comenta.

Y agrega que “lo importante es la paciencia y escuchar, siempre” para poder resolver lo mejor posible la inquietud de cada paciente.

Nuñez siente el CAPS como su propio hogar y asume su rol de “jefa” con creces. En este sentido, manifiesta que “este lugar es como una casa donde es necesario mantener el orden y la armonía. Acá, ocurre lo mismo y eso es lo que más cuido para que todos trabajemos bien”.

El CAPS N°17 es un “mini hospital” que cuenta con servicios de dermatología, ginecología, obstetricia, pediatría, clínica médica, psicología, psiquiatría y laboratorio de análisis.

Allí reciben a vecinos de Las Campanas y de otros barrios aledaños como Santa Florentina, Malvinas, Federal y Don Francisco.

Marcela también comenta que para garantizar un buen funcionamiento del centro es clave “la compañía permanente que las autoridades del Municipio brindan”. Y agrega que “los funcionarios siempre saben perfectamente qué ocurre en cada lugar y están presentes”.

Más de tres décadas de profesión le dejó gratificaciones. “Me llevo cada día el cariño de la gente. Errores tenemos todos, pero saber que cada paciente confía en mí es un orgullo”, comenta.

Ella asegura que su profesión es su vocación y, desde la propia experiencia, sentencia que “cuando uno realmente quiere hacer algo no importa cuánto tiempo pase pero lo logra contra viento y marea”.

Con la misma convicción del primer día, Marcela sigue brindando lo mejor de sí a diario. Paciencia y escucha son la clave de su desempeño.