El jueves 22 y el próximo martes 27 de abril, con turnos programados, se realizarán 40 pruebas de Papanicolaou (PAP), a mujeres de la comunidad de Las Lilas y Monterrey. El Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Austral, colaborará como lo hace desde hace 3 años con el informe de los mismos.


El pasado 26 de marzo se conmemoró el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino. La OMS ha estimado 500.000 nuevos casos por año, de los cuales el 80% ocurren en países subdesarrollados. Según datos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), en Argentina se diagnostican 4.400 casos nuevos por año y se producen alrededor de 1.800 muertes por la enfermedad. Para la OMS, COVID-19 ha golpeado duramente a todos los países, pero su impacto ha sido más severo en aquellas comunidades con menos probabilidades de tener acceso a servicios de atención médica de calidad y más probabilidades de experimentar consecuencias adversas como resultado de las medidas implementadas.

«El cáncer del cuello uterino se puede prevenir. Si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente se puede curar”, destacó la Dra. Claudia Lascano, profesora de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y Directora Médica de la Posta Sanitaria.

En la Feria de la Salud de la Posta Sanitaria, en celebración por el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril pasado, los residentes de Medicina Familiar del Hospital Universitario Austral, junto al equipo de la Posta Sanitaria, realizaron un stand con el fin de  concientizar y brindar información sobre la importancia de hacer controles ginecológicos.

A partir de ello, el jueves 22 y martes 27 de abril, con turnos programados, se realizarán 40 pruebas de Papanicolaou (PAP) a mujeres de la comunidad de Las Lilas y Monterrey. El Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Austral colaborará, como lo hace desde hace 3 años, con el informe de los mismos.

“Muchas mujeres, en 2020, no pudieron acceder a la realización de las Pruebas de Papanicolau. Este método es simple y sirve para detectar lesiones en el cuello del útero, que las mujeres de entre 21 y 65 años deben realizar, una vez por año, y cuando hay dos resultados consecutivos negativos, puede espaciarse cada tres años”, profundizó la Dra. Lascano. La falta de asistencia a centros de salud debido al temor al contagio del virus va a aumentar drásticamente los índices de mortalidad por enfermedades prevalentes y prevenibles no tratadas adecuadamente en las poblaciones más vulnerables.

A pesar de ser curable si es detectado y tratado adecuadamente, sigue siendo uno de los tipos de cáncer más comunes y una de las causas de muerte por cáncer entre mujeres de todo el mundo. Más del 85% de las mujeres afectadas son mujeres jóvenes y con escasa educación que viven en los países más pobres.

Pocas enfermedades reflejan las desigualdades a nivel mundial como el cáncer del cuello uterino. En los países de ingresos bajos y medianos, su incidencia es de casi el doble y su tasa de mortalidad el triple que las de los países de ingresos altos.

“Intervenciones costo eficaces como la vacunación contra el virus del papiloma humano, y la detección y el tratamiento de lesiones precancerosas con el PAP, mejora el acceso al diagnóstico y el tratamiento de cánceres invasivos y por sobre todo pone en el centro de atención el cuidado de la mujer y su familia”, concluyó la Directora Médica de la Posta Sanitaria.