En un clima de incertidumbre, el PJ bonaerense comenzó a reestructurar su interna tras la inhabilitación judicial de Cristina Fernández de Kirchner para participar como candidata. La Corte Suprema confirmó la condena y esta circunstancia obligó a la fuerza a despegarse de su figura emblemática y buscar nuevos liderazgos en la provincia.
Desde el Instituto Patria, dirigentes cercanos a la expresidenta comunicaron que, aunque la exmandataria se mantiene fuera de las listas formales, su rol dentro del movimiento sigue siendo central. El foco ahora está en sostener el relato de “proscripción” y mantener el voto opositor cohesionando la base peronista en Buenos Aires.
Al mismo tiempo, los sectores provinciales comenzaron a negociar fórmulas alternativas para las candidaturas: se debaten alianzas entre el kicillofismo, el massismo y La Cámpora, frente a la posibilidad de que surjan vertientes propias. Las tensiones por el control de la lista bonaerense ya encuentran ecos en el armado nacional de Unión por la Patria, generando denominadas mesas de acción política para evitar fracturas internas.
Paralelamente, en el plano nacional, el Gobierno y Juntos por el Cambio volvieron a abrir canales con la mira puesta en los comicios de septiembre. Ambas fuerzas refuerzan sus estrategias electorales en territorio bonaerense, donde el PRO y La Libertad Avanza buscan definir si concurren en alianza o por separado.
El cronograma ajustado pone presión a los operadores políticos. El desenlace dependerá de la capacidad del PJ para consensuar candidaturas competitivas sin su principal figura y al mismo tiempo, del avance de posibles coaliciones opositoras a nivel provincial.