En medio de la convocatoria a una movilización a Plaza de Mayo en respaldo a Cristina Fernández de Kirchner, el Gobierno nacional criticó con dureza la protesta y buscó marcar distancia del kirchnerismo. “Es una marcha de un sector minoritario”, afirmaron desde Casa Rosada, en un intento por deslegitimar la movilización impulsada por agrupaciones políticas, sindicales y sociales tras la condena a prisión domiciliaria que recibió la exmandataria en la causa Vialidad.
Según fuentes oficiales, la administración de Javier Milei no solo busca mostrarse ajena a la polarización, sino también evitar que la protesta tenga impacto político. “La mayoría de los argentinos está en otra cosa: en trabajar, en salir adelante. Este tipo de marchas no los representa”, sostuvieron desde el entorno presidencial.
La movilización, prevista para este miércoles en Plaza de Mayo, fue convocada por dirigentes del peronismo y sectores afines al kirchnerismo bajo la consigna “Con Cristina no se jode”, en defensa de la expresidenta y en rechazo a lo que consideran una persecución judicial. Sin embargo, desde el Gobierno remarcaron que la ciudadanía “eligió un camino distinto” en las urnas y que “los intentos de victimización no cambian la realidad judicial de Cristina”.
El mensaje oficial forma parte de una estrategia más amplia: el Ejecutivo intenta consolidar su relato de “fin de ciclo kirchnerista” y reforzar su imagen de “gobierno del cambio”, frente a lo que denominan “los resabios de un modelo agotado”.
En paralelo, en Plaza de Mayo comenzó la llegada de militantes desde distintas provincias, en una jornada marcada por controles policiales en los accesos a la ciudad y tensión política creciente. Mientras tanto, el oficialismo aprovecha para polarizar con el pasado reciente, reforzando el mensaje de que “la justicia avanza y ya no hay impunidad”.