En las elecciones legislativas de este domingo, la concurrencia ciudadana registró un histórico descenso, con solo el 67,85% de los habilitados acudiendo a las urnas. Esto significa que más de 12,2 millones de personas decidieron no participar del proceso electoral, marcando el nivel más bajo desde el regreso de la democracia en 1983.
El ausentismo promedio alcanzó el 34% en todo el país, incluso por debajo de las elecciones parlamentarias de 2021, cuando votó el 71,7% del padrón, en medio de la pandemia y con protocolos especiales. El padrón electoral de 2025 incluía 35.987.634 ciudadanos habilitados para votar.
El ministro del Interior, Lisandro Catalán, informó que se contabilizaron votos en 109.000 mesas distribuidas en 17.500 establecimientos a lo largo y ancho del país.
Analistas señalan que la baja participación no sorprende, pero preocupa por su magnitud. En provincias que desdoblaron elecciones entre abril y septiembre, en seis distritos la concurrencia no superó el 60%, y el caso más extremo fue Chaco, donde la mitad del padrón decidió no votar.
Especialistas en comportamiento electoral explican que factores como descontento social, desconfianza en la clase política, malestar económico, pérdida del poder adquisitivo y percepciones de corrupción han contribuido a este fenómeno de apatía.
“Estamos frente a un fenómeno de desgaste cívico”, comentó un consultor a TN. “No hay entusiasmo, y eso se refleja en la apatía generalizada. La gente no cree que votar sirva para modificar su realidad cotidiana”.
La caída de la participación deja a 2025 como una de las elecciones con menor asistencia en cuatro décadas, un marcado contraste con los primeros años tras la vuelta de la democracia, cuando la participación superaba el 85%, y con los años 90, donde el promedio rondaba el 82%.