El presidente de la Republica Argentina culmina hoy su participación en el G20 de Brasil con una apretada agenda que incluye al líder comunista chino Xi Jinping, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y el primer ministro de la India, Narendra Modi.
Las tres entrevistas responden a diferentes objetivos políticos de Milei, pero todas confluyen en un mismo punto del poder global: Argentina necesita inversiones externas para crecer, desembolsos para fortalecer las reservas del Banco Central y un mercado gigantesco para multiplicar las exportaciones.
Durante la campaña presidencial, Milei atacó a China y a su influencia regional. Sin embargo, a poco de asumir en Balcarce 50, reformuló su lectura ideológica y elogió en público a la economía controlada desde Beijing.
Desde ese momento, China se concentró en la Argentina y espera que la cercanía con Milei implique activar proyectos de infraestructura que responden a su propia lógica de poder.
Los burócratas chinos ya fracasaron con Mauricio Macri y Alberto Fernández, que prometieron desde ferrocarriles a centrales nucleares, y ahora apuestan al presidente Milei y su capacidad disruptiva para encarrilar iniciativas que hace tiempo fueron olvidadas.