Desarrollada por China National Biotech Group, en colaboración con el Instituto de productos Biológicos de Beijing y la farmacéutica estatal china, es una de las vacunas que ya se prueban en humanos en Fase 3


Frente a la crisis sanitaria mundial, varios proyectos en el mundo compiten por hallar una vacuna contra el COVID-19, en una carrera de una rapidez inédita, con intereses financieros gigantescos. ¿Cuántos? La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio cuenta a comienzos de este mes de 47 proyectos de vacuna en el mundo que son objeto de ensayos clínicos en humanos. Diez están en Fase tres, la más avanzada, que implica a decenas de miles de voluntarios para probar su eficacia.

Entre sus fabricantes destaca la alianza entre la farmacéutica estadounidense Pfizer y la empresa biotecnológica alemana BioNTech, que este lunes anunciaron que su vacuna tiene una eficacia de 90%, según los primeros resultados de esa etapa. También figuran los proyectos de la farmacéutica estadounidense Moderna, varios laboratorios estatales chinos, la Universidad de Oxford junto a AstraZeneca y las autoridades rusas y su instituto de investigación Gamaleïa.

En agosto de este año se dio a conocer que Liu Jingzhen, el presidente de la empresa estatal China National Biotec Group, parte de la farmacéutica Sinopharm, aseguró que la vacuna contra el coronavirus en la que trabaja el grupo estará lista “probablemente en diciembre” a un precio menor de 1.000 yuanes (144 dólares). Más adelante, el empresario dijo en una conferencia de prensa que la compañía podría tener la capacidad de producir más de mil millones de dosis en 2021.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología de China informó a fines de octubre que más de 60.000 voluntarios recibieron alguna de las cuatro candidatas vacunas chinas contra el COVID19 “sin presentar efectos adversos significativos”. En ese marco, el laboratorio Sinopharm comunicó que en su ensayo, realizado por el Instituto de Productos Biológicos de Pekín, hallaron “seguridad y tolerancia” a sus dosis en todos los grupos de edad, así como “inmunogenicidad”. Los investigadores publicaron los datos del estudio en la revista científica The Lancet y precisaron que el objetivo fue “evaluar la seguridad y tolerabilidad” de la vacuna inactivada BBIBP-CorV en pacientes de 60 años o más.

Desarrollada por el CNBG (China National Biotech Group en inglés), en colaboración con el BIBP (Instituto de productos Biológicos de Beijing) y la farmacéutica estatal china Sinopharm, BBIBP-CorV es una de las 10 vacunas que ya se prueban en humanos en Fase 3. El BIBP es un instituto precalificado por la OMS (Organización Mundial de la Salud), es el principal fabricante de vacunas de China y el único Instituto que cuenta con la aprobación regulatoria de Bioseguridad Nivel 3 para la fabricación de vacunas a base de cultivo de virus.

“Es una vacuna de virus inactivado, como es por ejemplo la de la hepatitis A, la de polio y la de la rabia, es decir vacunas que son absolutamente seguras desde ese punto de vista porque no contienen elementos de virus vivo”, precisó en diálogo con este medio el infectólogo argentino Pedro Cahn, director de Fundación Huésped y miembro del Comité Asesor del presidente Alberto Fernández en la lucha contra el nuevo coronavirus.

Por su parte, el infectólogo Eduardo López sostuvo que la vacuna de Sinopharm está basada en virus muerto. “Son virus que crecen en células Vero, que pertenecen a un linaje celular utilizado en cultivos celulares (el linaje Vero fue aislado a partir de las células epiteliales del riñón de un mono verde africano). Y luego de tener una cierta carga viral, la vacuna se inactiva a través de métodos químicos y luego se prepara para su aplicación. Esta plataforma ya se probó con éxito en la vacuna de la Hepatitis A, y para Polio”, recordó el especialista.

China se encuentra entre los países que lideran la carrera mundial por una vacuna COVID-19, con cuatro tratamientos en las fases finales de los ensayos clínicos. Las autoridades sanitarias han dicho que una vacuna estará disponible en China a partir de noviembre o diciembre.

Bajo un programa de emergencia de vacunas que comenzó en julio, decenas de miles de voluntarios han recibido vacunas experimentales, lo que generó preguntas sobre los riesgos de administrar tratamientos no probados en el público.

En el marco del programa, China ofrece tres inyecciones experimentales desarrolladas por una unidad del gigante farmacéutico estatal China National Pharmaceutical Group y Sinovac Biotech, que cotiza en la bolsa estadounidense. Una cuarta vacuna que está desarrollando CanSino Biologics fue aprobada para su uso por el ejército chino en junio.

La confianza en las vacunas de cosecha propia es clave para la diplomacia de salud pública de China frente a las acusaciones de Estados Unidos y otros países de que las demoras en los informes permitieron que el virus se propagara desde China, convirtiéndose en una pandemia que se ha cobrado más de 1 millón de vidas.

Recientemente, China se unió a Covax, una iniciativa mundial de vacunas codirigida por la Organización Mundial de la Salud, Gavi, Vaccine Alliance y Coalition for Epidemic Preparedness and Innovations. Al unirse a la coalición, rechazada por Estados Unidos, China se convirtió en la mayor economía en participar.