En una primera etapa será para los alumnos de último año que necesiten cursar materias prácticas. Esperan el aval de Nación


Mientras la discusión se centra en las escuelas, la Universidad de Buenos Aires (UBA) también prepara un regreso escalonado a las clases presenciales. En una primera instancia, el retorno tendrá como grupos objetivos a los estudiantes de los últimos años, en especial aquellos que necesiten cursar materias prácticas.

El regreso aún no tiene una fecha definida, pero la intención es que sea inmediatamente después de que se habilite la reapertura de escuelas en la Ciudad de Buenos Aires.

“Hace tiempo que venimos trabajando con los ministerios de Educación y Salud en base a la guía de protocolos que nos dieron. Los protocolos los tenemos habilitados para el momento que Nación habilite un regreso gradual. Será a partir de la aplicación del índice epidemiológico”, señaló el rector de la UBA, Alberto Barbieri.

Al igual que las escuelas, las universidades podrán definir su reapertura gradual una vez que haya “luz verde” en el semáforo epidemiológico que presentó la semana pasada el ministro de Educación Nicolás Trotta. Cada provincia está adaptando de acuerdo a su realidad el indicador del CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos).

El modelo monitorea el nivel de transmisión comunitaria, la cantidad de casos diarios de acuerdo a la población, si la infraestructura educativa está en condiciones de aplicar los protocolos de higiene y distanciamiento y la disponibilidad de camas, tanto de terapia intensiva como para casos leves y moderados. En otras palabras, mide la capacidad de una jurisdicción de contener un brote. De ese entrecruce de variables surge un indicador que determina si el riesgo es bajo, moderado o alto.

Con más de 300 mil alumnos, la UBA es la institución educativa más masiva del país. Esa cantidad de estudiantes dificulta aún más un regreso a la actividad presencial. Por eso, sus autoridades tienen decidido que la primera etapa se focalice en las materias que necesitan sí o sí del vínculo directo, en especial en aquellos de los últimos años.

Por ende, es de esperar que las facultades que primero se reactiven sean, por ejemplo, Agronomía, Veterinaria, Odontología y Arquitectura y Diseño Urbano. La otra unidad académica de fuerte contenido práctico es Medicina, pero buena parte de su comunidad educativa se encuentra abocada a la pandemia en los hospitales de la universidad.

Para que el regreso sea posible, hay un paso previo indispensable: que se habilite para los estudiantes y profesores la movilidad a través del transporte público. “Puertas para adentro tenemos un protocolo establecido, pero necesitamos que nos garanticen la llegada a los edificios”, plantean en el rectorado.

A diferencia de lo que sucede en los niveles obligatorias, donde hay resistencia gremial, Barbieri descartó que los sindicatos docentes puedan obstruir el regreso a la presencialidad. Según dijo, los gremialistas están al tanto de los protocolos y acompañarían en caso de que Nación considere que están dadas las condiciones sanitarias.

“La UBA se adaptó a la virtualidad. Los docentes hicieron un gran esfuerzo, con una tarea muy agobiante que implica una mayor carga horario. Pero extrañamos y necesitamos la presencialidad, así que ni bien la epidemiología lo permita vamos a empezar un regreso escalonado. Mientras dure la pandemia, vamos hacia una normalidad diferente, mixta. De clases presenciales con no más de equis cantidad de alumnos por aula, mezclado con las clases virtuales”, planteó Barbieri.