El Gobierno cerró un acuerdo con la empresa farmacéutica para enviar un millón de dosis al país. Qué se sabe sobre este desarrollo chino.
Como ya se esperaba desde la semana pasada, el gobierno Nacional y la empresa farmacéutica Sinopharm cerraron un contrato para proveer sus vacunas a la Argentina. Ahora lo único que resta es la autorización de la ANMAT, que dará el puntapié para la firma formal del acuerdo y el envío de un millón de dosis desde Beijing.
Se calcula que ese primer embarque llegará hacia fines de febrero. Cada vacuna china cuesta 40 dólares -son dos dosis- y en la Casa Rosada aseguran que la revisión científica está adelantada y que la ANMAT haría el anuncio oficial en los próximos días.
La vacuna de Sinopharm es una de las fórmulas que utiliza virus inactivado, una versión muerta del germen que no produce enfermedad pero genera anticuerpos y que ya se utiliza en varias vacunas como las de la gripe, hepatitis A, polio y la rabia. La fórmula desarrollada por China National Biotech Group, en colaboración con el Instituto de productos Biológicos de Beijing y la farmacéutica estatal china, es la primera vacuna en utilizar un inmunógeno proteico. Esencialmente, es una vacuna COVID-19 inactivada con virus completo, un enfoque diferente de lo que están haciendo otros candidatos avanzados.
El biólogo y doctor en ciencias Federico Prada explicó que “la tecnología aplicada en esta vacuna consiste en la utilización de virus inactivado obtenido de pacientes de Wuhan, que fue aislado en células Vero en cultivo”. “Esa amplificación fue inactivada y utilizada para realizar clarificada, es decir como si estuviera purificado el virus y usada para la inmunización”, agregó el director de la licenciatura Bioinformática y la licenciatura en Biotecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
“Son virus que crecen en células Vero que pertenecen a un linaje celular utilizado en cultivos celulares (el linaje Vero fue aislado a partir de las células epiteliales del riñón de un mono verde africano). Y luego de tener una cierta carga viral, la vacuna se inactiva a través de métodos químicos y luego se prepara para su aplicación. Esta plataforma ya se probó con éxito en la vacuna de la hepatitis A y la de la polio, por ejemplo”, indicó en diálogo con este medio el infectólogo y asesor del gobierno nacional Eduardo López (M.N. 37.586).
Por su parte, la presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), Florencia Cahn (M.N. 114.399), sostuvo: “Utilizan un virus que está previamente inactivado de modo que el virus no provoca la enfermedad pero sí genera una respuesta inmune. Los resultados interinos de Fase 3 muestran una eficacia superior al 80%. De todas maneras son datos que se siguen analizando. Pero son muy buenos resultados”.
Para el presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Omar Sued (M.N. 91.262), “es la forma más tradicional de hacer vacunas históricas. Limita un poco la producción de vacunas a nivel mundial por el método, y además tiene la ventaja de que la conservación de esta vacuna es mucho más fácil porque es de 2 a 8 grados”.
Ante la consulta tiempo atrás acerca de lo que significaría para nuestro país poder contar con la vacuna, la doctora Cahn había aseverado: “Sería muy importante llegar a un acuerdo entre Argentina y Sinopharm, ya que al ser una vacuna a virus inactivado, permitiría la llegada de las vacunas a los diferentes rincones de la Argentina, que hoy por hoy, con la vacuna Sputnik V, que tiene una conservación a -18 grados, se está pudiendo distribuir en las grandes ciudades pero es más complejo en algunos rincones donde realmente, si no es en heladera, es muy complejo que pueda llegar una vacuna”.
“Para nuestro país es una muy buena noticia. Esto es posible gracias a que Argentina está participando de esta investigación, si no sería muchísimo más difícil. La estrategia a la que se apostó desde septiembre”, enfatizó Sued, “en la cual estamos intentando hablar con todos los productores de vacunas del mundo para intentar conseguir la mayor cantidad posible, porque obviamente, para vacunar a un 70 u 80% de nuestra población, necesitamos 30 o 40 millones de vacunas”, finalizó López.
El doctor Osvaldo F. Teglia, profesor adjunto a Cargo de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, afirmó que la llegada de esta vacuna china es algo muy bueno. “El desarrollo mundial de varias vacunas contra un solo virus nos explica que la comunidad científica internacional tomó en serio esta enfermedad y es algo increíble que su implementación nos pueda conducir a una inmunidad global que frene a esta pandemia. Sería una respuesta efectiva, frente al COVID-19 que aún no posee un tratamiento aprobado y eficaz a nivel mundial. Por otra parte, hoy las medidas preventivas que disponemos para detener al virus, como la distancia social y el uso de barbijo, son un verdadero desafío para que la humanidad las pueda mantener a largo tiempo. Por eso la importancia cada vez mayor de contar con una vacuna”, deslizó el experto.
Y completó: “La llegada a la Argentina de varias vacunas como la de Sinopharm evidencian que aquí existen excelentes investigadores y una historia probada de investigación clínica que tiene mucho tiempo y no es algo de ahora. Estos antecedentes en profesionales, en biotecnología, en agencias regulatorias como la ANMAT, nos posiciona muy bien para tener armas efectivas como estas vacunas ante la amenaza mundial del virus”.