La vuelta a las clases tras los confinamientos no está vinculada en la mayoría de los casos al aumento de las infecciones de COVID-19, advierte un grupo de investigadores suizos. Qué opinan los expertos consultados por Infobae
La vuelta a las aulas tras los confinamientos no está vinculada en la mayoría de los casos al aumento de las infecciones de COVID-19, según un estudio realizado en 191 países, si bien los cierres de las escuelas dejarán en 2020 una “deuda pandémica de aprendizaje” de 300.000 millones de días de escuela perdidos.
El estudio, realizado por la fundación educativa independiente Insights for Education (IfE), con sede en Zúrich, señaló que el 84% de esos 300.000 millones de días los perderán los niños de los países más pobres, y advirtió que 711 millones de alumnos siguen sin asistir a la escuela.
“Se ha asumido que la apertura de las escuelas disparará las infecciones y que su cierre las reducirá, pero la realidad es mucho más compleja”, dijo la fundadora y presidenta ejecutiva de IfE, Randa Grob-Zakhary.
La IfE concluyó que 52 países que enviaron a los estudiantes de vuelta a la escuela en agosto y septiembre, incluidos Francia y España, experimentaron un aumento de las tasas de infección durante las vacaciones en comparación con el período en que estaban confinados durante por la pandemia. En Reino Unido y Hungría, sin embargo, los niveles de contagio disminuyeron tras el cierre inicial de las escuelas, permanecieron bajos durante las vacaciones y comenzaron a aumentar después de la reapertura.
“Prohibir que los chicos vayan al colegio no es un mecanismo útil para nada. Deberíamos buscar la mejor manera para que los chicos vuelvan a las aulas. Las medidas que se tomen dependerán de los lugares, las infraestructuras y núcleos sociales. Si se mantienen la higiene de manos, el distanciamiento social y el uso de barbijos, no debería haber más contagios”, explicó consultada por este medio Cristina Freuler, médica infectóloga, jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán.
El rol de los menores en el contagio del coronavirus SARS-CoV-2 es objeto de estudio desde hace varios meses, en especial ahora, que en varios países del mundo se busca reactivar pronto la presencia física en las aulas. Diferentes teorías indicaban que no eran grandes transmisores del coronavirus, algo que choca con un estudio de la Universidad de Harvard dado a conocer en la Harvard Gazette, que resaltaba que los niños portadores asintomáticos que asisten a las instituciones escolares pueden propagar la infección y llevar el virus a sus hogares.
Sin embargo, en un estudio de la agencia gubernamental británica Public Health England se sostiene que los niños no serían un vector de transmisión comunitaria tan relevante como los adultos en el contexto educativo.
Teniendo en cuenta estos resultados, los investigadores creen que las infecciones en la comunidad en general probablemente generen casos en las escuelas, y que los niños tienen más probabilidades de contraer la infección por SARS-CoV-2 fuera del colegio.
Al respecto, el prestigioso infectólogo y uno de los principales asesores del Presidente en la lucha contra el coronavirus en Argentina, Eduardo López, indicó: “El regreso a las escuelas parece tener distintos efectos en distintas partes del mundo. En Estados Unidos cerrar las escuelas ha demostrado ser efectivo disminuyendo los contagios y la mortalidad. Y en Inglaterra, los adultos parecen ser más contagiosos que los niños”.
El análisis suizo completo no detectó ninguna correlación firme entre la situación de las escuelas y los contagios, lo que indica la necesidad de considerar otros factores, según la IfE. “La clave ahora es aprender de los países que están reabriendo eficazmente en un contexto de aumento de las infecciones”, dijo Grob-Zakhary.
El informe indica que 44 países han mantenido sus escuelas cerradas. También señaló que los países están elaborando estrategias para las escuelas durante la pandemia, incluidos algunos, como Italia y Francia, que deciden caso por caso a la hora de ordenar el cierre temporal de las escuelas. Otras medidas incluyen políticas sobre mascarillas, rotaciones de clases y la combinación de aprendizaje en forma remota con clases presenciales.
Consultado por la situación en nuestro país, López, aseguró: “Ningún país en el mundo abrió las escuelas cuando su curva de casos estaba en aumento. Por eso en nuestro país es recomendable abrirlas por jurisdicción, en aquellas que están estables y utilizando el protocolo adecuado. Disminuir los horarios de clase, el número de alumnos, trabajar en ambientes ventilados y garantizar el cumplimiento de las medidas clásicas de prevención. Por último, es fundamental el interrogatorio a las familias sobre sospechas de casos y casos positivos. Inclusive, se puede comenzar desde escuelas rurales hacia urbanas o en municipios en donde la comunidad educativa tenga menor incidencia que grandes centros urbanos. No hay que plantear un sí o un no”.
En una conferencia de prensa, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, afirmó: “La Ciudad y la ministra de Educación estamos enfocados en recuperar la vinculación de los niños entre sí y con el entorno escolar. Creemos que cada día genera mayor daño y que en algunos niños se podrá transformar en irreparable”. Así, volvió a ratificar su postura a favor del retorno de las clases con protocolos.
“Nosotros tenemos la ventaja de que venimos un escalón atrás de otros países y deberíamos tratar de ver lo que ellos hacen, ver qué sirve y qué no. No deberíamos equivocarnos sobre las mismas cosas”, dijo Freuler.
Una combinación de apertura y prueba, rastreo y aislamiento: el camino para abrir las escuelas
En uno de los más recientes informes presentados en la revista científica The Lancet, los especialistas del Departamento de Investigación en Salud Aplicada, University College London, exponen un modelo que sugiere que “si las escuelas y la sociedad reabrieran a tiempo completo o en un sistema de rotación a tiempo parcial, con una cobertura suficientemente amplia de un programa de prueba-rastreo-aislamiento, se podría prevenir una segunda ola de COVID-19”.
Tales medidas reducirían notablemente el número acumulativo de nuevas infecciones y muertes. Este hallazgo es consistente bajo ambos supuestos de infectividad de niños y adultos jóvenes menores de 20 años en relación con adultos (50% y 100%). El equipo encabezado por la especialista Jasmina Panovska-Griffiths observo que “dependiendo de la prevalencia poblacional general de enfermedades similares a COVID-19, lograr este nivel de cobertura con una estrategia de prueba, rastreo y aislamiento probablemente requiera realizar pruebas a un gran número de personas”.
Sin embargo, también “pronosticamos –continuaron– que en ausencia de una cobertura de este tipo suficientemente amplia, la reapertura de las escuelas combinada con la de la sociedad en todos los escenarios podría inducir una segunda ola de COVID-19”. Por ejemplo, los resultados de su modelo sugieren que la reapertura completa sin una estrategia eficaz de prueba, rastreo y aislamiento, resultaría en una segunda ola de infecciones que alcanzaría su punto máximo en diciembre de 2020 y sería 2 a 3 veces el tamaño de la onda COVID-19 original. Los casos luego declinarían y volverían a alcanzar su punto máximo, con una onda 20 veces mayor que la original.
“En nuestro modelo –indicaron–, hemos asumido que la reapertura de escuelas no es un interruptor binario de encendido y apagado, sino que la reapertura de escuelas estaría acompañada de cambios más amplios. La reapertura de la escuela permitiría a los padres volver a trabajar, ya que se prevé que la reapertura de una parte de las empresas sea un paso importante para reiniciar la actividad económica”.
Sus hallazgos sugieren que la reapertura de las escuelas puede formar parte del siguiente paso de relajación gradual del bloqueo si se combina con una estrategia de prueba-rastreo-aislamiento de alta cobertura. Tal estrategia, para prevenir la transmisión progresiva, posiblemente podría incluir pruebas de virus para infección activa en individuos sintomáticos y posiblemente como parte de la atención primaria, seguida de rastreo de contactos de individuos de la persona infectada y aislamiento de ellas, incluidas las que muestran síntomas o se les diagnostica una infección. Este enfoque sería una alternativa a las medidas de cierre intermitente, incluido el cierre de más escuelas.