Un equipo de seis especialistas del Área de Investigación y Cuidado de los Recursos Naturales del Municipio lleva adelante un relevamiento de cantidad, estado y salud de todas las especies arbóreas de la ciudad.


 

El Municipio de San Fernando, a través de su Secretaría de Salud Pública, Desarrollo Humano y Política Ambiental, sostiene una activa política de cuidado y preservación del entorno medio ambiental, tanto en continente como islas. Con el fin de aplicar una mejor gestión del parquizado urbano, la Comuna lleva adelante por primera vez un censo de todo el arbolado público de la ciudad.

Gabriel Tato, Director del Área de Investigación y Cuidado de los Recursos Naturales del Municipio, manifestó: “El Intendente Andreotti nos pidió desde el comienzo de la gestión que trabajemos muchísimo en todo el tendido de arbolado público de nuestra ciudad. En estos 7 años implantamos más de 40 mil árboles, con todo lo que significa en cuanto a los servicios eco sistémicos que brindan para toda la humanidad, por eso trabajamos en mantenerlos”.

“El inventario de arbolado público es una herramienta fundamental –agregó-, que necesita la gestión para poder analizar no solo la implementación de especies nuevas, sino de las existentes. Poder sacar cuestiones relacionadas al estado fito sanitario de las especies, al distinto sombreo que existe en las zonas 1,2 y 3  del Municipio, y es una herramienta que va a permitir generar políticas más racionales y coherente todo lo relacionado a la temática”.

En relación al desarrollo de la actividad, Tato señaló que “se tomó como eje de la tareas el casco céntrico con un equipo de seis estudiantes avanzados de carreras relacionados a la temática ambiental relevando cada una de las manzanas; el objetivo del proyecto es abarcar a todo el distrito”.

La estudiante de Licenciatura en Ecología en la Universidad Gral. Sarmiento, Soledad, es parte de la cuadrilla de trabajo que realiza el censo. “Estamos mirando el estado general del arbolado, si tiene algún tipo de ahuecamiento, líquenes o claveles del aire, que son los grandes indicadores medio ambientales sobre la calidad del aire y el contenido de nutrientes de la especie”, afirmó.

“También observamos la inclinación –agregó-, que puede generar efectos negativos en el arbolado. Además notamos el tipo de ahuecamiento que viene de las distintas enfermedades que pueden tener por la poda o por efectos ambientales. Usamos un GPS que nos indica las coordenadas, y a su vez, una planilla con códigos para poder relevar todas las cualidades”.

Por último, detalló: “Vimos unas 25 especies que son las clásicas de un arbolado urbano, con algunas excepciones de ejemplares atípicos que pueden haber sido traídos por algún vecino de un viaje a otro lugar. Puede pasar que no es la correcta y los daños que pueden hacerle a la zona. Actualizamos contantemente toda la base datos para poder tener luego una gestión sobre el arbolado público”.