Investigadores de la Universidad de Cambridge precisaron en un estudio el colosal impacto financiero que tendría una potencial catástrofe espacial. Los detalles del informe que estipulan un posible costo de 41.5 mil millones de dólares diarios
Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, había dado la orden ejecutiva para que el país comenzara a prepararse para una posible catástrofe climática. Pese a que no existen pruebas contundentes de que se desatará una tormenta solar, a medida que pasa el tiempo se presenta como el cataclismo natural de mayor probabilidad entre los que se estudiaron.
Más allá de las consideraciones relativas a las vidas humanas que se perderían y a los radicales cambios de hábito que se producirían, una investigación de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, se propuso precisar los daños económicos que sufriría Estados Unidos ante una trágica tormenta solar.
El planeta cuenta con una espesa y protectora atmósfera que está recubierta por un escudo magnético poderoso, llamado magnetósfera. La radiación solar no es una preocupación, salvo para los astronautas que emprenden un viaje espacial. Pero si la inmensa tormenta llegara, una gran cantidad de satélites colapsaría y, a posteriori, tendrían lugar grandes cortes de energía entre naciones o incluso continentes.
Más allá de que un corte de energía no parezca un gran problema, en caso de que la propia infraestructura que suministra electricidad quede paralizada o destruida, muchos puestos de trabajo y dinero entrarían en riesgo. Las secuelas, de acuerdo a los especialistas, pueden ser apocalípticas: las líneas de comunicación fallarían, los gobiernos podrían dejar de funcionar y las repercusiones económicas resultantes tendrían repercusiones durante años. O quizás, décadas.
El estudio se centró en las potenciales consecuencias económicas en caso de que una tormenta solar severa arrasara con gran parte de la red eléctrica estadounidense. «Consideramos importante considerar cómo el clima espacial extremo puede afectar la producción nacional de Estados Unidos en diversos sectores económicos, incluyendo la manufactura, el gobierno y las finanzas, así como las posibles pérdidas económicas en otras naciones debido a los vínculos de la cadena de suministro», señaló Edward Oughton, coautor del estudio, en un comunicado.
«Nos sorprendió que no hubiera investigación transparente sobre estos costos directos e indirectos, dada la incertidumbre que rodea la vulnerabilidad de la infraestructura eléctrica a los incidentes solares», añadió.
Los resultados del estudio -publicados en la revista Space Weatherperteneciente a la Unión Americana de Geofísica- encendieron las alarmas. De acuerdo a las estimaciones, en el peor escenario, en un apagón extremo donde el 66% de la población norteamericana se quede sin energía tras una tormenta solar devastadora, la pérdida económica interna podría ser de casi 41.5 billones de dólares por día. Además de otros 7 billones por la red de suministro.
Los investigadores consideraron varios escenarios geográficos diferentes para los apagones causados ante una potencial tormenta solar. Si sólo afectan a los estados del norte, que equivalen al 8% de la población estadounidense, la pérdida económica por día podría alcanzar los 6.2 billones de dólares, más otros casi mil millones perdidos por la cadena de suministro internacional.
Una tormenta más severa que afecte al 23% de la población podría tener un costo diario de 16.5 billones de dólares, más 2.2 billones adicionales perdidos en el comercio. Otro escenario más trágica que comprenda al 44% de los habitantes, tendría un costo diario de 37.7 billones de dólares, más otros 4.8 por conexiones internacionales
Un hallazgo clave del informe fue que los costos económicos directos incurridos desde dentro de una zona de apagón representaban sólo una fracción del costo total. «En promedio, en este estudio, sólo el 49% de la pérdida económica total se produjo en el área afectada por la tormenta, con un 39% restante se perdió indirectamente en los EE.UU. fuera de la zona de apagón», escribieron los responsables de la investigación. Para completar, el 12% del impacto se sentiría en el plano internacional.