Zhening Ma, el hijo de la mujer china desaparecida en Ezeiza, reconoció que era de su madre el sweater que llevaba puesto el cadáver hallado este fin de semana en un arroyo cercano a la terminal aérea internacional.
El reconocimiento de Ma fue realizado hace pocos minutos ante funcionarios que intervienen en la causa.
No obstante ese avance, todavía no se pudo identificar el cuerpo mediante procedimientos científicos. El avanzado estado de descomposición del cuerpo impidió obtener huellas dactilares con las cuales proceder a una identificación.
El próximo paso será la realización de estudios con muestras de ADN de familiares de Qin Sun para realizar una comparación genética que arroje un resultado indubitable. Los resultados de ese análisis estarían listos recién dentro de dos semanas, señalaron fuentes de la investigación.
A falta de pruebas científicas irrefutables para identificar el cadáver, se sabe que el cuerpo hallado a unos 300 metros de donde se habían encontrado varias pertenencias de Qin Sun tenía rasgos asiáticos, es de sexo femenino y su talla y peso coinciden con el de la mujer buscada.
Durante la autopsia, realizada ayer en la morgue judicial de Lomas de Zamora, los forenses no encontraron lesiones recientes en el cuerpo y dataron la fecha de muerte entre los 15 y los 20 días previos al hallazgo del cadáver, lo que coincide con el tiempo que Qin Sun lleva desaparecida.
María volvió a la Argentina, donde vive hace diez años, después de unas vacaciones de un año en China. Llegó a Ezeiza a las 22.30 en un vuelo de TK15 de Turkish Airlines. Una hora y 15 minutos después hizo los trámites migratorios. Pero nunca se pudo reencontrar con su hijo que la había ido a buscar.
El sábado 20 de enero a las 23.50, el hijo de María se presentó en la Oficina de Guardia de Prevención de la PSA en el aeropuerto de Ezeiza para denunciar que no podía encontrar a su madre, Qin Sun, que había llegado la noche anterior desde Shanghái.
El joven relató que esperó a su madre hasta las 2 y que, como no podía encontrarla, hizo una consulta en la línea aérea, pensando que quizás en la escala en San Pablo se había equivocado y bajado del avión. Pero le respondieron con información precisa: que su madre había abordado el vuelo en Estambul y que en la escala en tierra brasileña ningún pasajero bajó de la aeronave.
Ma, que trabaja para una multinacional, hizo una consulta en las dependencias de la Dirección Nacional de Migraciones, donde le comunicaron que la pasajera había hecho los trámites de ingreso en el país poco después de las 23.30 de la noche anterior. Entonces decidió hacer una revisión él mismo del aeropuerto. Buscó a su madre por pasillos, baños y locales gastronómicos pero no la encontró. Se fue a su casa con la esperanza de que todo todo haya sido un desafortunado desencuentro, pero tampoco estaba en el hogar familiar.