Las comodidades del nuevo Cuartel –el más grande y moderno del país-, ubicado en Ex Combatiente Juan Carlos Reguera casi Ruta 202, construido con fondos municipales, permitió la incorporación de mujeres al cuerpo de Bomberos Voluntarios, de la que ya egresó la primera promoción.


Las modernas instalaciones del Cuartel de Bomberos Voluntarios de San Fernando son el ámbito diario de trabajo del reciente Cuerpo Femenino, sus integrantes (Sofía Fernández, Camila Morales, Delfina Peraffa, Jésica Rojas y Jimena Gelve) hablaron sobre las actividades que realizan.

Delfina dijo: “Ser bombera es un orgullo y una gran responsabilidad. En mi caso, vengo de una familia de bomberos: mi bisabuelo, abuelo y todos sus hermanos, y mi papá. Tener la posibilidad de entrar siendo mujer es muy importante, porque siempre tuve esa ilusión: las mujeres estamos en una posición que no tenemos las mismas posibilidades que los hombres, y tener este empoderamiento para estar acá y seguir con la tradición familiar es muy importante, muy lindo y un honor”.

Y continuó: “La gran posibilidad fue cuando se inauguró el nuevo cuartel: me enteré por mi papá de la chance de incorporar bomberas mujeres; fue un entusiasmo tremendo, querer que se inaugurara y que se abrieran las inscripciones para empezar”.

“En este cuartel –que es el más grande del país- tenemos vestuarios, baños, habitaciones, y compartimos con el resto de los bomberos un lugar común grande y espacioso”, completó Peraffa

Camila agregó: “Me llena de orgullo que, 122 años después de la fundación del Cuerpo, nos den lugar a nosotras para poder hacer historia por la comunidad. Por más que uno no sepa, siempre está la chispa y uno la empieza a alimentar hasta que nos enteramos que podíamos formar parte sin saber lo que era; hasta que no estás acá y aprendés un montón de cosas no caés”.

Delfina continuó: “Una tarde hicimos un simulacro; armaron una casilla en el fondo del cuartel, la prendieron fuego y nosotros tuvimos que entrar a extinguir el fuego. Fue una experiencia cercana, porque veníamos del aula y con los tramos, los camiones, y de repente pasamos a los trajes estructurales. Al estar frente al fuego, te das cuenta de lo que viniste a hacer”

“Es un momento de adrenalina, no de miedo; no pensás en nada más que en apagar el incendio; te ponés el casco, el autónomo, la lanza, y entrás”, continuó Camila.

Delfina culminó destacando: “Tuvimos unos instructores geniales que estuvieron acompañándonos todo el tiempo, pendientes de nosotros ante cada duda que nos surgía”.