“Mi idea era demostrar que el uso continuado de mascarillas sin cambiarlas o lavarlas, puede tener consecuencias de un sobrecrecimiento bacteriano en nuestra boca”, explicó al respecto Marisa Alonso


Luego de varias idas y vueltas en las etapas iniciales de la pandemia, la comunidad sanitaria internacional ha llegado a un nivel de consenso suficiente que les permite afirmar que el uso de mascarillas reduce la posibilidad de contagios de coronavirus. Pero a la vez, su uso debe cumplir ciertas normas sanitarias para evitar otras potenciales afecciones, como consecuencia de su contacto con la boca.

Una persona que ha utilizado sus redes sociales para explicar con ejemplos por qué es tan importante “usarlas con sensatez” es la farmacéutica y analista clínica española Marisa Alonso. Luego de que una seguidora que indicara que había tenido una infección por el constante uso de la mascarilla, la especialista decidió realizar pruebas con tapabocas que ella misma utilizó en diferentes momentos y por periodos de tiempo diferentes.

El experimento consistió en tres videos. En el primero mostró cómo sembró cuatro mascarillas “en las placas de Agar Sangre”, que dejó reposando por un día “en la estufa”. Al día siguiente, exhibió los resultados en cada una de las placas; y finalmente, el tercer video lo publicó para remarcar la importancia de dar un “uso sensato de la mascarilla”.

“Después de sembrar las mascarillas, ya tenemos los resultados en las placas de Agar Sangre. Han crecido estafilococos, estreptococos, niserias, bacilos, que parecen ser contaminantes…”, apuntó en su publicación en Instagram.

Alonso mostró los resultados de cada una de las pruebas. En ellas se pueden ver puntos blancos (posiblemente se trata de estafilococos), presencia de bacterias y hasta hongos. El tiempo de uso y la falta de higiene de las mascarillas son determinantes en cuanto a la cantidad de esas bacterias.

Ese caso quedó demostrado con la última prueba que mostró la farmacéutica. Analizó la mascarilla de una compañera que utilizó durante tres semanas, casi ocho horas por día. “Hay una mezcla de todo: estafilococos, estreptococos, gram negativos, bacilos, contaminantes, es una barbaridad. Algún hongo… Esta placa está tan llena de bichos que no sabemos en principio qué hay aquí. Tenemos que hacer alguna identificación”.

“Era un experimento que quería comprobar por una persona que me comentó que tenía infecciones en la garganta. Nosotros en el laboratorio muchas veces encontramos estreptococo pneumoniae en personas asintomáticas. De hecho cuando encontramos ese estreptococo, necesita una profilaxis con antibiótico, luego hay muchas personas que tienen bacterias, como streptococcus pneumoniae, que son asintomáticas, pero que si esta bacteria encuentra en algún momento una oportunidad para acceder a su organismo, como podría ser a través de la infección del virus del Covid, podría sobre infectarse más y ahí provocar las neumonías”, explicó.

Y agregó: “Mi idea era demostrar que el uso continuado de mascarillas sin cambiarlas o lavarlas, puede tener consecuencias de un sobrecrecimiento bacteriano en nuestra boca”.

En ese sentido, recomendó “lavar y desinfectar” las mascarillas con frecuencia. Incluso, dentro de lo posible, cambiarlas “con relativa frecuencia”.

“Las bacterias que aparecen no son patógenas por sí mismas, pero podrían convertirse en patógenas oportunistas si se ven muy aumentadas debido a que están creciendo en abundancia en las mascarillas húmedas con nuestro aliento”, advirtió.

Por ese motivo, instó a utilizar desinfectantes como Pranarom. “Recomiendo que si usan una mascarilla de tela, a lo mejor sería interesante” de vez en cuando echarle un poco de desinfectante, dejarla secar y volverla a poner. “Son mezclas de alcohol al 70% y aceites esenciales como árbol del té, Ravintsara (antiviral por excelencia), eucalipto y más”.

En el último video demostró por qué “las mascarillas quirúrgicas no son las que se recomiendan para protegernos del virus”. Pese a estas advertencias, aclaró que no está poniendo en tela de juicio el uso de mascarillas, sino todo lo contrario: “No es mi intención que alguien concluya no usarlas, y menos cuando podamos correr algún riesgo o que lo corran personas a nuestro alrededor”.

A casi ocho meses del inicio de la pandemia, los especialistas no tienen dudas: el uso de mascarillas es vital para contener la propagación del coronavirus. El mes pasado, Robert Redfield, titular del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de EEUU, aseguró: “Si pudiéramos lograr que todo el mundo usara una máscara ahora, realmente creo que podríamos tener esta epidemia bajo control en cuatro, seis u ocho semanas”.