Cuando empezaron a conocerse datos de la pandemia, se supo que el sexo era un diferencial para la mortalidad por el nuevo coronavirus. Ahora, nuevos datos sugieren que los años que tenga una persona también juega un rol importante si de analizar quién morirá se trata


Desde el inicio de la pandemia por COVID-19 se enfatiza en la importancia de que los datos epidemiológicos se presenten por grupos de edad y sexo. Expertos de la Asociación Europea de Editores de Ciencias insisten en el hecho de que sin estos datos, el público no puede tomar decisiones verdaderamente informadas sobre su propio riesgo de enfermedad, y las respuestas de política pública no pueden ser dirigidas específicamente.

Según publicó la revista The Lancet, “la opinión predominante es que, aunque el número de casos masculinos no es muy diferente al número de casos femeninos, los hombres tienen aproximadamente el doble de riesgo de muerte por COVID-19, lo que lleva a una variedad de hipótesis, desde estilos de vida hasta diferencias en la estructura cromosómica”.

Aunque los gráficos que describen datos estadísticos desglosados se pueden encontrar en el sitio web de Global Health 50/50, los datos subyacentes no se muestran y, según los expertos «no se han descrito en la literatura».

“Examinamos la proporción de sexos a lo largo del ciclo de vida para ver si el diferencial de sexo de mortalidad de COVID-19 era el mismo en todas las edades -destacó la publicación-. Analizamos los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estudios Demográficos de las agencias nacionales de estadística de Inglaterra y Gales, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, Corea y España, que cubren una población estimada de 194.349.591 hombres y 201.715.364 mujeres desde el inicio de la pandemia hasta el 21 de junio de 2020”. Bélgica y los EEUU no se incluyeron debido a la presentación de datos en diferentes categorías de edad.

En el artículo se destaca que en las poblaciones analizadas murieron 77.652 hombres y 59.591 mujeres, por lo que la tasa general de mortalidad entre hombres y mujeres por sexo por 100.000 habitantes fue 1. 4. Sin embargo, esta proporción no fue igual en todas las edades. Por ejemplo, la proporción fue de 1.87 en el grupo de edad de 40 a 49 años (esto resulta de saber que por cada 3,56 hombres murieron 1,90 mujeres), en tanto en el grupo de 50 a 59 años, la proporción fue de 2.31, esto es que cada 12,9 hombres que murieron por coronavirus lo hicieron 5,57 mujeres. En el grupo de 60 a 69 años por cada 42,4 hombres murieron 16,6 mujeres (lo que da una proporción de 2.56). Finalmente, en el grupo de 70 a 79 años, la proporción fue de 2.36 (139,3 hombres versus 59,0 mujeres).

Hubo alguna variación entre países, aunque en general el patrón fue similar, y los números se volvieron demasiado pequeños para una interpretación clara.

Estos datos alteran nuestra comprensión de las diferencias entre hombres y mujeres; la relación no es sencilla y ahora se deben hacer esfuerzos para comprender el riesgo en función de la interacción del sexo y la edad, junto con otros factores.

Las hipótesis basadas en factores de riesgo que se sabe que cambian con el sexo y la edad parecen ser las explicaciones más probables de las diferencias observadas. Estos incluyen diferencias en la ocupación, el estilo de vida (incluido el tabaquismo y el consumo de alcohol), comorbilidades médicas o uso de medicamentos. Estas explicaciones reflejan factores sociales y culturales relacionados con el género más que con la biología del sexo. Las explicaciones genéticas deberán considerar la interacción de la edad, el sexo y los factores de riesgo mencionados anteriormente a lo largo del curso de la vida, incluida la expresión genética y la epigenética.

Los datos desglosados permiten a las autoridades de salud pública adaptar las estrategias de prevención de la mortalidad para priorizar a los que están en mayor riesgo. “Aunque estamos desarrollando métodos de estandarización indirectos, instamos a las naciones a proporcionar datos específicos por edad y sexo, no sólo para una descripción precisa de la pandemia, sino también para el cálculo de tasas directamente estandarizadas a nivel internacional, algo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no puede hacer a nivel mundial por falta de datos completos específicos por sexo y grupo de edad”, concluyó el artículo.