Tras el anuncio del presidente Alberto Fernández sobre la llegada al país, un repaso por los puntos más significativos de Sputnik V
El anuncio de la llegada a la Argentina de la vacuna rusa Sputnik V contra el COVID-19, que desarrolla el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya y por el Fondo Ruso de Inversión Directa, es el comienzo de la búsqueda de la inmunidad en el país y el camino a la nueva normalidad.
Diez claves para entender el avance de Sputnik V
- Fue creada de forma artificial
Sputnik V no posee ningún elemento del coronavirus en su composición, se presenta en forma liofilizada, es decir, como un polvo que se mezcla con un excipiente para disolverlo y luego administrarlo por vía intramuscular.
El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, Sputnik V no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud.
Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.
- Quiénes son los responsables de Sputnik V
La vacuna se lleva a cabo por investigadores del Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya y por el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés) encargado de financiar y administrar el proyecto.
- Los antecedentes de la tecnología rusa
La plataforma tecnológica basada en vectores adenovirales permite la creación de nuevas vacunas de forma rápida y eficaz a través de la modificación del vector original de transmisión con material genético de nuevos virus
La eficacia de la plataforma de vectores adenovirales humanos ha sido ampliamente probada a nivel internacional en vacunas que no son COVID-19, incluso por algunas de las compañías farmacéuticas más importantes del mundo. Más de 250 ensayos clínicos y 75 publicaciones internacionales confirman la seguridad de las vacunas y medicamentos basados en vectores adenovirales humanos.
Se basa en una plataforma de vacuna de dos vectores ya existente, desarrollada en 2015 para tratar el ébola, que superó todas las fases de los ensayos clínicos y fue utilizada para derrotar la epidemia de esa enfermedad en África en 2017. Otras empresas están utilizando también plataformas basadas en vectores adenovirales humanos para sus vacunas contra el COVID-19, como Johnson & Johnson, que usa solo el vector Ad26, y la china CanSino, que emplea únicamente el Ad5.
La plataforma tecnológica basada en vectores adenovirales permite la creación de nuevas vacunas de forma rápida y eficaz a través de la modificación del vector original de transmisión con material genético de nuevos virus, lo que permite obtener nuevas vacunas en poco tiempo. Dichas vacunas provocan una fuerte reacción por parte del cuerpo humano con el objetivo de generar inmunidad.
Como explicó Denis Lugunov, director del Centro Gamaleya y miembro de la Academia Rusa de Ciencias que lidera el grupo de desarrolladores de la vacuna rusa, “la forma de trabajar con esta vacuna ha sido elaborada hace mucho tiempo. Lo que hicimos fue trabajar en una plataforma ya desarrollada. Cambiamos e insertamos una proteína que es responsable por la producción de la proteína S, teniendo la tecnología se puede desarrollar en breve plazo, haciendo las modificaciones. Fue un camino muy largo para el que tuvimos que trabajar minuciosamente”.
- Aún no se sabe cuánto durará el efecto de la vacuna
A diferencia de otras vacunas que se fueron llevando a cabo en la historia, la vacuna contra el COVID-19 se está desarrollando a la par de la enfermedad, lo que lleva a que en muchas ocasiones, no se sepa con certeza cuánto durará la inmunidad que le brinda la vacuna.
De acuerdo a Lugunov, 20 mil personas han recibido la primera dosis y 14 mil personas, van por la segunda: “Hasta no tener los resultados de las investigaciones no podemos estimar qué efecto a largo plazo tendrá la vacuna. Esperamos tener un efecto prolongado pero eso lo sabremos con el tiempo”.
“Lo que observamos en los adelantos de nuestros colegas, ya que tuvimos una conferencia donde estuvieron presentes los de Pfizer, los de Oxford, Sinopharm, es que todos tienen el mismo principio: son muy parecidas y todos los productores sincronizadamente llegaron a la Fase III, todas son muy semejantes, pero el parámetro clave se destaca en qué vacuna será más eficaz. Ese resultado lo vamos a ver en muy poco tiempo. Hasta que no tengamos los resultados no podemos hablar de las ventajas de una vacuna independiente por sobre la otra”, enfatizó Lugunov.
- Fue bautizada en honor al famoso satélite ruso
La vacuna contra el coronavirus desarrollada por Rusia fue bautizada “Sputnik V”, en homenaje al satélite soviético. Moscú visualiza una victoria propagandística similar a la del Sputnik, cuando la Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial del mundo en 1957.
- Es la primera vacuna registrada contra el COVID-19
Sputnik V fue registrada el 11 de agosto. “Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus”, dijo Putin. “Sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera”, explicó el mandatario Vladimir Putín.
“El primer registro mundial de la vacuna COVID-19, realizado en Rusia el 11 de agosto bajo el mecanismo de autorización de uso de emergencia, permite a la Federación de Rusia administrar la vacuna fuera de los ensayos clínicos a voluntarios como médicos y otros grupos de alto riesgo. Ensayos realizados con el uso civil de la vacuna en Rusia (que no forman parte de ensayos clínicos) basados en el seguimiento de 10.000 vacunados adicionales confirmaron la eficacia de la vacuna a una tasa superior al 90%”, señalaron las autoridades sanitarias rusas y el RDIF.
- Su eficacia es del 95%
La vacuna rusa Sputnik V mostró 42 días después de la primera dosis una eficacia de más del 95%. Según los datos presentados, la eficacia de la vacuna rusa después de 28 días es del 91,4%, cifra determinada en base a 18 mil voluntarios entre los cuales se detectó 39 casos. De ellos, 31 pertenecían al grupo que recibió al placebo, pero la distribución es distinta porque el 75% de los participantes recibió la vacuna (y no una repartición de 50-50, como es más habitual).
- Requiere una refrigeración común
La fórmula puede distribuirse en forma liofilizada (seca), lo que requiere una refrigeración común, entre 2 y 8°C. Esa es una ventaja compartida con la fórmula de Oxford/Astrazeneca, mientras que las candidatas de Pfizer y Moderna, por su tipo de desarrollo, requieren una supercongelación que dificulta la logística. No obstante, la primera tanda de Sputnik todavía no contará con esa tecnología de deshidratación (disponible para febrero) y se conservará a 18 grados bajo cero hasta enero.
- Ya está siendo utilizada en Rusia
Moscú comenzó el sábado a vacunar a los trabajadores con alto riesgo de contaminarse del coronavirus, en nuevos centros de vacunación abiertos en toda la ciudad. La capital rusa abrió 70 centros de vacunación, inicialmente para trabajadores sociales, personal médico y maestros. “Se puede vacunar a los ciudadanos de los principales grupos de riesgo que, por sus actividades profesionales, están en contacto con muchas personas”, dijeron las autoridades.
- El precio
Rusia cobrará menos que sus competidores por su vacuna contra el COVID-19 Sputnik V, ya que Moscú apunta a producir más de 1.000 millones de dosis en el país y en el extranjero el próximo año, aseguró Kirill Dmitriev, director del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF). Según la página oficial, costará “menos de 10 dólares por dosis”, es decir, para las dos dosis necesarias es de 20 dólares.