El estado, como todos en Estados Unidos, tiene la habilidad de decidir su propio criterio de prioridad para quienes pueden ser inmunizados.


Los trabajadores de la salud han sido siempre quienes tienen la prioridad para recibir la vacuna contra el COVID 19 en los Estados Unidos. Esa fue la recomendación federal que siguieron los 50 estados. Pero hasta ahora, ningún estado había incluido en esta categoría a quienes trabajan en la industria de la marihuana medicinal. Eso fue lo que hizo California.

Existen salvedades. El estado tomó la determinación, pero eso no quiere decir que todos los condados estén obligados a acatarla. Tienen el derecho a implementar medidas más estrictas, pero no más flexibles, que la administración de Gavin Newsom.

En términos concretos, un empleado de un centro de venta de cannabis medicinal en California es hoy considerado en términos de la vacuna igual que un médico o un enfermero trabajando en un hospital. Ello implica que se encuentran por encima de los trabajadores de las industrias de agricultura y venta de alimentos, producción, almacenaje y transporte, así como también por encima de los mayores de 65 años. Todos ellos forman parte de la categoría 1B.

La principal controversia se ha dado con el sindicato de maestros. California ha sido uno de los últimos estados en determinar la vuelta total a las clases presenciales. El nuevo gobierno de Joe Biden ha calificado al tema como una prioridad, y Newsom ha anunciado un plan para materializarlo. Pero el sindicato de maestros ha puesto objeciones alegando preocupación por la salud de sus trabajadores. Ni el gobierno federal ni el estatal han incluido a los maestros en la lista de aquellos con prioridad para recibir vacunas, pese al reclamo de líderes sindicales.

“Cada estudiante, educador o padre en Estados Unidos ha pasado 10 meses en estado de ansiedad por la pandemia del COVID 19 y lo que esta le ha hecho a nuestras escuelas y nuestras comunidades. No hay reemplazo para la educación en persona, para la conexión entre los estudiantes y sus educadores”, declaraba Becky Pringle, la presidente de la Asociación Nacional de Educadores.

En California las clases en persona fueron canceladas en marzo de 2020, y desde entonces existe un sistema de educación virtual que no ha funcionado para todos los alumnos. Más allá de los problemas que esto ha generado para los alumnos, también hay consecuencias económicas acarreadas por el cierre de escuelas que los sindicatos están denunciando.

“La mayor parte de los padres tienen problemas para trabajar. Tienen que elegir entre hacer bien su trabajo o atender a sus hijos. Los educadores queremos volver a las aulas, pero nadie debería poner en riesgo su salud para que esto sea una realidad”, indicaba Pringle, quien dijo estar indignada por la priorización de empleados de la industria del cannabis por sobre los maestros.

California es el estado con el mayor número de contagios y muertes a consecuencia del COVID 19 en Estados Unidos. Tan solo ayer se reportaron 10.462 nuevos casos, que suman un total de 3,44 millones de infectados. Se agregaron además 530 nuevos fallecidos en 24 horas, para un total de casi 45 mil muertes desde el comienzo de la pandemia.