Son números registrados por un informe de la Dirección Nacional de Epidemiología e Información Estratégica ¿Cómo es el perfil clínico epidemiológico de la enfermedad en los chicos?


La edad promedio de mortalidad en la Argentina por coronavirus es 75 años. Las principales franjas etarias de los casos confirmados corresponden a personas de entre 20 y 59 años: la edad promedio de los contagiados es de 42 años. En un país con 4.783 infectados y 249 muertes por Covid-19, con contagios asintomáticos, foco asentado en los conglomerados urbanos, poblaciones en situación de riesgo, aislamiento inflexible para personas mayores y clases suspendidas, la situación epidemiológica de las niñas y los niños amerita un informe detallado.

Un documento publicado el 30 de abril por el Ministerio de Salud arroja cifras sobre un escenario poco disgregado. Hubo teorías que acreditaban la inmunidad de los más pequeños: duraron poco. Bastó un caso para ratificar que toda la población mundial, sin discriminación etaria, estaba expuesta al contagio. En Argentina, desde el inicio de la pandemia y hasta el 26 de abril, se confirmaron 152 casos en menores de quince años (otros 4.266, que había sido valorados como casos sospechosos, fueron descartados).

El 15 de marzo se difundió el primer caso de un menor de edad infectado en Sudamérica. Por entonces, en el país se habían muerto dos personas, eran 45 los casos confirmado y los enfermos se repartían en Chaco, Santa Fe, la ciudad y la provincia de Buenos Aires. El infectado era un niño de cuatro años oriundo de Resistencia que se había contagiado a través de un miembro íntimo de su grupo familiar que había regresado de Europa. Su caso integraba una línea de contagio importado que explicaban seis de los primeros siete casos en la capital chaqueña.

El niño apenas experimentó leves síntomas: levantó fiebre dos días y padeció malestares físicos. En la puerta de su casa había un cartel que decía que él, su madre y su hermano de cinco años se encontraban en autoaislamiento. Nunca debió ser internado y se dedicaba a pasar el tiempo pintando cuadros. El 27 de marzo le avisaron que había superado la enfermedad y el ministerio de Salud de la provincia confirmó que le dieron el alta definitiva dos días después. Su historia coincidía con casos aislados de niños con coronavirus en Europa: no eran muchos pero despertaba la incertidumbre de la población.

Los infectólogos pronto advirtieron que los más pequeños sí podían contagiarse pero no corrían riesgos severos de contraer evoluciones fatales. Hasta el momento la cantidad de muertes de niños menores de quince años por coronavirus es cero. El deceso del paciente más joven en el país que se tenga conocimiento ocurrió el 18 de abril en el Hospital San Miguel Arcángel. Era un hombre de 23 años que calificaba como paciente de riesgo: padecía problemas pulmonares, sufría un cuadro de neumonía, había recibido hace algunos años un trasplante de riñón y estaba bajo tratamiento inmunosupresor.

El índice de positividad en la población pediátrica es de 3,5 por ciento y la edad promedio de los casos es de seis años, con una distribución equitativa entre mujeres y hombres y una tendencia creciente en los últimos días de abril. En términos de distribución geográfica, se distingue una mayor incidencia en la región centro y noreste del país, y en once jurisdicciones no se notificaron casos de menores de quince años hasta la fecha de realización del informe realizado por la Dirección Nacional de Epidemiología e Información Estratégica, desde el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS).

Según el relevamiento de carácter oficial, el 75% de los casos presentó síntomas leves, como presencia de fiebre, tos, artralgia, cefalea, mialgias, vómitos, odinofagia, inyección conjuntival, dolor abdominal, diarrea, anosmia. El 22,1% tuvo síntomas moderados, que según la clasificación oficial engloba presencia de taquipnea, tiraje, neumonía, malestar general, dolor torácico, disnea, rechazo del alimento. Para ser catalogado como caso grave el paciente debe padecer presencia de confusión mental, convulsiones, insuficiencia respiratoria, irritabilidad, coma o requerimiento de cuidados intensivos.

Son tres los pacientes menores de quince años que registraron cuadros severos. Una niña de doce años con diagnóstico presuntivo de meningoencefalitis, un niño de dos años que presentó diarrea, odinofagia, fiebre y episodio convulsivo, y que no requirió internación, y una niña de seis años con antecedente de enfermedad neurológica crónica, tuvo tos, odinofagia, fiebre y episodio convulsivo y debió internarse en sala común.

De los 152 casos confirmados en menores, 48 no tuvieron síntomas. De los 104 niños que sí reportaron un cuadro de signo-sintomatología, el 86,5% tuvo fiebre, el 52,9% padeció tos y el 51,9% notó dolor de garganta al tragar (odinofagia). 26 de los pacientes fueron considerados oligosintomáticos, aquellos casos que sólo presentaron fiebre o bien cualquier otro signo o síntoma de enfermedad, pero en ausencia de fiebre. Y en relación al antecedente epidemiológico, el 47,4% de los casos (72 niños) corresponden al contacto con casos de adultos probables o confirmados sospechosos o confirmados de Covid-19. Otros 32 casos obedecen a un contagio comunitario, 16 son contactos importados y los 32 restantes se encuentran en investigación epidemiológica.