El jefe de Gobierno porteño obtuvo el aval de la Casa Rosada para continuar con gran parte de su esquema de flexibilización de actividades


Durante la semana, Horacio Rodríguez Larreta continuó trabajando en su esquema de reapertura “paulatina” y “prudente” de nuevas actividades. Más allá del alza de contagios de los últimos días, y del récord de muertes en el área metropolitana y el interior del país, desde la administración porteña estaban decididos a flexibilizar más en esta próxima extensión del aislamiento obligatorio.

Y después de la reunión de este mediodía en Olivos junto a Alberto Fernánez y Axel Kicillof, el jefe de Gobierno se llevó de la quinta presidencial casi todo lo que había ido a buscar, sin contar el protocolo para escuelas, que corre por caminos paralelos y que todavía negocian los ministros Nicolás Trotta y Soledad Acuña.

El gobierno porteño considera que la propagación del coronavirus está “amesetada” desde hace semanas –el “promedio móvil”, explican, está estable hace seis meses con una leve tendencia a la baja–, por lo que habría margen para avanzar con la habilitación de nuevos permisos. Más allá de los cruces por la reapertura de escuelas, Rodríguez Larreta, Fernández y Axel Kicillof acordaron que no haya grandes cambios en la administración del aislamiento con algunas flexibilizaciones en la Ciudad.

Ayer, los jefes de gabinete de Nación, Ciudad y Provincia, y los ministros de Salud de las tres administraciones habían conversado hasta bien entrada la noche en Casa Rosada, en la oficina de Santiago Cafiero, sobre los permisos solicitados por el gobierno porteño y sobre cómo seguir con el aislamiento. Según pudo reconstruir este medio, hubo algunos chispazos que obligaron a que fueran Fernández, Rodríguez Larreta y Kicillof los que terminaran de definir la continuidad de la cuarentena este viernes en Olivos.

Finalmente, según pudo saber este medio, la Ciudad obtuvo el aval de la Casa Rosada para que los locales gastronómicos puedan atender al público al aire libre, con sillas y mesas afuera. La intención es evitar que los porteños se amontonen con colas en cada establecimiento a la hora de retirar los pedidos. Una suerte de “take away plus”, que en el área metropolitana ya tuvo su primer ensayo en los municipios de San Isidro y Tigre.

La medida incluye el servicio de mesa –es decir, mozos–. Por estas horas, el ministro José Luis Giusti terminaba de analizar los protocolos presentados por unos 1.800 locales gastronómicos, que serían los primeros en abrir en los próximos días.

Bares y cervecerías

El dato más llamativo de las nuevas habilitaciones es que se permitirá esta modalidad en bares y cervecerías. La venta de bebidas alcohólicas a la calle fue una de las controversias de las últimas semanas, donde se observaron clientes que consumieron sus compras en la vereda. En Recoleta, uno de estos locales tuvo sanciones.

Obras en construcció

Según lo consensuado con el Presidente y el gobernador bonaerense, estarán habilitados en esta nueva etapa nuevos permisos para obras de construcción de más de 5.000 metros cuadrados o aquellas que estén a 90 días de finalizar.

Reuniones sociales en el espacio público 

Rodríguez Larreta no anunciará ninguna novedad respecto a las reuniones sociales en el espacio público, que ya se dan de hecho. En el gobierno porteño explican que no habrá ninguna medida puntual, pero que buscarán ordenarlas sin que eso implique un anuncio formal. Es habitual observar en la Ciudad la aglomeración de grupos de personas en el espacio público.

“Hay actividades ciudadanas que ya están ocurriendo de manera irregular en el espacio público y creemos que ahí hay que definir reglas claras para el cuidado individual y colectivo y que sean bioseguras”, admitió el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, esta mañana. ”Esta enfermedad es de contagio en lugares cerrados, mal ventilados y donde estamos mucho tiempo, por eso la estrategia es estar en lugares abiertos o lugares muy ventilados”, resaltó.

Desde la sede porteña de la calle Uspallata subrayaron a este medio que el jefe de Gobierno se llevó de Olivos “lo que fue a buscar”. Y que la negativa a permitir el trabajo del personal doméstico, que estaba en carpeta, fue parte de las negociaciones.