Con el correr de las horas, se suman escuelas que pretenden reanudar la actividad presencial. Deben comprometerse a cumplir el protocolo


Después de siete meses, desde el martes se reanudó la actividad educativa presencial en la Ciudad de Buenos Aires. Fueron dos escuelas técnicas que reabrieron sus puertas, a las que hoy se sumaron otras ocho secundarias públicas. Ya desde mañana emprenderán el regreso los primeros colegios privados.

El trámite para las escuelas privadas es distinto. Son ellas que las que deben solicitar la apertura enviando una nota a la Dirección de Educación de Gestión Privada, una dependencia del ministerio de Educación porteño, en la que se consigna que están en condiciones de cumplir con el protocolo de vuelta a la presencialidad.

Según se supo de fuentes oficiales, 142 instituciones -64 primarias y 78 secundarias- ya pidieron autorización y el número crece con el correr de las horas. Esas 142 escuelas representan cerca del 20% del total del sector privado, que en la Ciudad acapara más de la mitad de la matrícula total.

“Nos lo comunicaron recién el martes. La mayor parte se sumará desde la semana que viene porque los colegios tienen que consensuar con sus comunidades, ver la disponibilidad de espacios que se ajusten al protocolo, la disponibilidad de personal y evaluar la cantidad de chicos con los que va a trabajar, priorizando sobre todo aquellos que perdieron la continuidad pedagógica. Desde la resocialización, la propuesta no es tan atractiva para los chicos porque son solo burbujas de un máximo de diez personas”, sostuvo Rodolfo De Vincenzi, vicepresidente de la Confederación Argentina de Instituciones de Enseñanza Privada (Caiep).

En una primera etapa, las actividades apuntan solo a los últimos años de los niveles, es decir, séptimo grado en primaria y quinto año en secundaria. Con esa premisa cada escuela tiene autonomía para armar los grupos, que funcionarán en “burbujas” de no más de nueve chicos y un profesor. Las clases deberán ser en espacios abiertos, idealmente en los patios pero el calor de la primavera complica la tarea, en turnos de entre hora y media y cuatro horas, al menos dos veces por semana.

Quienes conocen de cerca al sector afirman que la diversidad entre las escuelas no permite unificar estrategias, que “cada escuela es un mundo”. Algunos establecimientos cuentan con espacios suficientes como para formar varias burbujas simultáneas; otros no . Algunas matrículas son más numerosas que otras. Algunas familias están ansiosos porque sus hijos recuperen el contacto presencial; otras temen por los posibles contagios.

De las 142 instituciones, 62 ya recibieron el aval oficial para abrir e incluso algunas ya anunciaron a las familias que iniciarán desde mañana. De ellas dependerá el tipo de actividad educativa que desplieguen con sus alumnos. En los indicadores sanitarios que aprobó el Consejo Federal de Educación, la Ciudad de Buenos Aires tiene un riesgo moderado. Por lo cual, pueden volver a “actividades de revinculación”, pero no a clases presenciales. Sin embargo, las primeras experiencias muestran que las escuelas optan por dictar contenidos e intentar recuperar el tiempo perdido.

A los colegios privados se sumarán los 190 establecimientos públicos que, estiman, estarán abiertos desde la semana que viene, cuando se empiecen a incorporar también las primarias. Si asistieran todos, el universo total de alumnos de los últimos años, entre escuelas públicas y privadas, sería de 70 mil alumnos.

Por eso, el gobierno porteño intensifica negociaciones con Nación para habilitar el transporte público destinado a alumnos. Hasta ahora, solo los docentes, solicitando el permiso, pueden moverse en colectivo o subte como personal esencial, pero la intención es que en los próximos días se haga extensivo a los estudiantes.