Francisco falleció este lunes en su residencia de la Casa Santa Marta, por un ictus, causando un gran pesar y estupor entre los fieles, que lo habían visto recorrer la plaza de San Pedro del Vaticano en su papamóvil menos de 24 horas antes.

La repentina muerte del pontífice, tras haber superado una larga hospitalización de 38 días y dos crisis que pusieron su vida en peligro, llegó casi cuando menos se esperaba, en su convalecencia en Santa Marta.

Francisco dejó escrito en su testamento, que fue publicado este lunes, su voluntad de ser enterrado en una capilla en la basílica romana de Santa María la Mayor y en una tumba sencilla.

“Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal como se indica en el documento adjunto. El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”, se lee en le testamento publicado hoy tras su muerte a los 88 años.

El traslado del cuerpo del papa a la basílica Vaticana para el homenaje de todos los fieles podría tener lugar este miércoles 23 de abril, aunque esto se comunicará después de la primera Congregación de los Cardenales.

El proceso ‘post-mortem’ será acordado en las importantes congregaciones de cardenales, dirigidas por el purpurado decano, el italiano Giovanni Battista Re.