Figura en el puesto 12º a nivel mundial en cantidad de casos y 27° en la tasa de incidencia. Cuánto tardaron otras naciones en alcanzar ese número de casos. Qué dicen los demás indicadores sanitarios.
Argentina se ubica entre los 15 países del mundo con mayor cantidad de contagios acumulados. Al posicionarse sobre las barras de cada país, se visualizan los distintos indicadores sanitarios
A 344 días del primer caso, el 3 de marzo del año pasado, y con casi 11 meses de cuarentena, Argentina llegó a los 2.001.034 contagios por coronavirus. Los números la ubican dentro de los países con más casos detectados de COVID-19 acumulados, en el lugar 12º de una lista de 150 naciones. Esta posición no varió sustancialmente luego de haber ingresado el 31 de agosto pasado al top ten mundial de países.
En marzo del año pasado, un informe reservado publicado dos días después de dictada la primera cuarentena, revelaba las proyecciones del Gobierno según distintos escenarios. El más pesimista auguraba que se llegaría a los 2.200.000 afectados a medida que la pandemia avanzara en el tiempo. También se consignaba que el número de muertos podría ascender a 60.000 -muy lejos de los 4 fallecidos que había registrados al 22 de marzo -, y nuestro país ya se acerca a los 50.000 decesos por COVID-19.
Este gráfico muestra cómo se posiciona Argentina respecto de los 30 países con más casos. Al pararse sobre cada esfera, se despliegan los indicadores del país respectivo. Arriba a la izquierda, se puede seleccionar el indicador sanitario a visualizar
La velocidad a la que se superaron los 2 millones de contagios en cada país depende de distintos factores: el nivel de circulación del virus, la campañas y medidas de prevención impuestas, la política de testeos y el número de análisis realizado, la política de aislamientos de contactos estrechos, la extensión del confinamiento, la vulnerabilidad de los adultos mayores, entre otros.
Los países que superan a Argentina en número de casos positivos acumulados son Estados Unidos, India, Brasil, Reino Unido, Rusia, Francia, España, Italia, Turquía, Alemania y Colombia.
Estados Unidos llegó a los 2 millones de contagios el 11 de junio del año pasado. India el 7 de agosto; Rusia el 20 de octubre; Francia el 17 de noviembre, Reino Unido y Turquía el 19 de diciembre, Italia el 24 de ese mes, España el 8 de enero de este año, Alemania el 14 y Colombia el 24 del mes pasado.
Si se cuentan los días transcurridos desde el primer caso detectado, mientras a Argentina le tomó 343 días alcanzar los 2 millones de contagios detectados, a Alemania le requirió 352.
En menos tiempo llegaron a esa cifra España en 342 días; Italia, 328 días; el Reino Unido y Colombia 322; Francia 297; Turquía 284; Rusia 262; e India 190. Los dos países que más rápido llegaron a los 2 millones de casos confirmados fueron Brasil, en 141 días, y Estados Unidos, en 140.
Contagios por habitantes
Los números absolutos de casos no son comparables entre países con distinto tamaño poblacional. En ese sentido, es recomendable analizar la tasa de incidencia, que ubica a Argentina en la posición 27 dentro de una lista de 150 países, según la Universidad de Johns Hopkins, de Maryland, Estados Unidos.
Con casi 4.491 casos por cada 100.000 habitantes, la incidencia en nuestro país es bastante menor al que muestran Estados Unidos (8.307), Israel (7.924) y España (6.404), entre otros.
Sin embargo, a nivel regional, Argentina muestra uno de los valores más altos, sólo apenas superado por Brasil, con 4.583 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que Colombia tiene un valor apenas inferior, de 4.348. Otros países de Latinoamérica tienen mejores resultados, como Uruguay con 1.338 contagios cada 100.000 personas; Paraguay con 1.982; Perú con 3.741; y Chile con 4.048.
“Si Argentina es comparada con países latinoamericanos, puede decirse que la cuarentena temprana de marzo, que alcanzó niveles altos generalizados hasta mayo y luego fue decayendo por habilitación sucesiva de nuevas actividades comerciales y/o grados variables de cumplimiento de protocolos, logró desplazar el primer pico hasta octubre de 2020, a diferencia del resto de Latinoamérica, que padeció antes sus picos. En el caso de Ecuador en abril; Perú y Chile en junio; Brasil, Bolivia y Colombia entre julio y agosto; y Paraguay en setiembre”, analizó Valentina Viego, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Nacional del Sur (UNS).
En efecto, el pico máximo de contagios diarios detectados en el país tuvo lugar el 21 de octubre, cuando el Ministerio de Salud informó 18.326 en un solo día.
“Con todo, que el primer máximo se haya alcanzado recién en octubre no significa que hasta esa fecha el sistema sanitario transitó sin estrés la pandemia; en varias ciudades se registraron antes de esa fecha límites en sus capacidades hospitalarias, como Resistencia, San Salvador de Jujuy, Ushuaia, Neuquén, entre otras. Es decir, que el pico de principios de octubre ocurrió a distinto ritmo en el territorio, propio de las heterogeneidades espaciales típicas de Argentina”, agregó Viego.
La distribución de los contagios
De las 2 millones de personas contagiadas en el país desde el inicio de la pandemia, 219.667 tienen residencia en la Ciudad de Buenos Aires, 835.204 en la Provincia de Buenos Aires (PBA), y el resto en el interior del país.
Luego de CABA y PBA, los distritos con mayor cantidad en total de afectados por el COVID-19 son Santa Fe con 210.514; Córdoba con 149.908 y Tucumán con 77.619. El distrito con menos casos es Formosa, con 893 contagios confirmados. La política sanitaria de esta provincia viene siendo fuertemente cuestionada por la oposición y organizaciones de derechos humanos locales e internacionales, y le valieron al gobernador Gildo Insfrán denuncias en la Justicia argentina y ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Del total de 2.001.034 COVID-19 positivos confirmados en los 11 meses que lleva la pandemia en el país, se recuperó el 90% de los afectados por la enfermedad (1.798.120), mientras que 153.240 personas la cursan al día de hoy activamente, según el último informe del Ministerio de Salud de la Nación.
Cómo fue el aumento de casos en el mundo
Tras el pico nuevos casos positivos confirmados por día que se dio en octubre, el número comenzó a descender, y llegó a su piso la primera semana de diciembre cuando se registraron un promedio de 3.300 casos en 24 horas.
A partir de entonces, en coincidencia con el movimiento de gente que comenzó el fin de semana largo del 8 de diciembre, los contagios reportados día a día comenzaron a aumentar nuevamente, con un nuevo pico el 7 de enero, en lo que muchos llamaron “segunda ola” por el rebrote de la pandemia en el verano. Ese día se reportaron 13.835 nuevos casos en 24 horas. Desde entonces, lentamente comenzó a observarse una baja, hasta llegar a los 7.739 nuevos contagios informados en las últimas 24 horas. En promedio, los contagios para los últimos siete días fueron de 6.899.
Los expertos consultados coincidieron en que se produjo un amesetamiento en el descenso de nuevos casos diarios y enumeraron un combo de razones. Cansancio social después de un año de una cuarentena muy extensa; relajamiento de las medidas de prevención como el distanciamiento social y el uso de barbijo, especialmente en los jóvenes; y mayor movimiento por las fiestas y las vacaciones de verano, con la consiguiente circulación del virus.
Paradójicamente, el anuncio del Gobierno del comienzo de la vacunación –cuando aún no está disponible una cantidad significativa de dosis para los 45 millones de habitantes– generó una falsa sensación de que ya la pandemia estaba bajo control, cuando los números indican que no es así.
“Después de haber llegado a casi los 14.000 nuevos casos diarios en enero, los números se estancaron varios días entre 11.000 y 13.000, y después, empezó una meseta por debajo de los 10.000 contagios. Pero los números siguen siendo altos porque hay mucha circulación viral por el movimiento hacia los lugares de veraneo. Hay gente con COVID que va a la playa y gente que regresa con COVID”, advirtió el médico infectólogo Eduardo López.
Sin embargo, la distribución de los casos a nivel nacional ha cambiado. A mediados de julio, el 90% de los nuevos casos se concentraba entre CABA y la provincia de Buenos Aires y el 10% en el resto del país. Cuatro meses después, sobre finales de noviembre, el 80% de éstos se acumulaba por fuera de los distritos bonaerense y porteño. Hoy la distribución es más pareja: el 54% de los contagios informados diariamente se encuentran en CABA y la provincia de Buenos Aires, mientras que el 46% en las provincias del interior del país.
Pocos testeos
El acumulado de 2 millones de contagios en el país impacta por su dimensión, pero no refleja con exactitud la cantidad de personas que efectivamente tuvieron el virus. “Se trata de casos confirmados – ya sea por test o por contacto estrecho con síntomas compatibles de caso positivo testeado – y no infectados. Sabiendo que el multiplicador de casos se ubica entre 4 y 6, es probable que en Argentina hoy casi un cuarto de su población actual – equivalente a unos 10 millones de personas- haya sido infectada con el SARS-Cov-2”, sostuvo Viego.
El número oficial de casos está estrechamente relacionado con la cantidad de test que se realizan para detectar la enfermedad en la población.
Argentina no se destacó por su capacidad de testeo. Se ubica en la posición 71 en una lista de 156 países con más de un millón de habitantes, según el sitio de estadísticas norteamericano Worldometers.
Con 6.638.998 de test totales, nuestro país tiene 146.308 análisis realizados por millón de habitantes, lo cual representa el 13% de la población testeada. Dinamarca, Israel y el Reino Unido, por ejemplo, realizaron más test que el total de su población. Es que idealmente, la tasa de positividad debería ubicarse en el 5% (en Argentina es de alrededor del 16% -diaria- y 36% -acumulada-). Con mayor cantidad de análisis, la tasa de positividad bajaría y se podría aislar rápidamente a los detectados como positivos para evitar más contagios.
Para Viego, “la insuficiencia de testeos, que se refleja en Argentina en un bajo número de pruebas por habitante, debajo de Chile, Perú y Uruguay, pero arriba de Brasil, Bolivia, Ecuador, México – se complementa con aislamiento de positivos poco eficaz, y un seguimiento basado casi exclusivamente en los recursos y capacidad del paciente. A esto se suma, falta de rastreo de contactos -no se identificaron a infectores ni la red de contactos ni siquiera en períodos donde los contagios eran bajos y esa tarea era asequible – y demoras en hisopados”.
La letalidad y mortalidad
El otro indicador importante es la letalidad, es decir, cuántas personas mueren por cada 100 a las que se les detectó la enfermedad. Hasta ahora, ese cálculo da entre 2 y 3 pacientes.
Con este valor, Argentina se ubica en el puesto 44 a nivel mundial, y podría decirse que el sistema sanitario argentino respondió bastante bien. Pero es solo una parte del análisis, ya que pierden la vida aquellos que no reciben atención adecuada, pero también quienes son adultos mayores o tienen enfermedades prevalentes.
Algo similar ocurre cuando se analiza la tasa de mortalidad, que es la cantidad de muertos por millón de habitantes. En este indicador, Argentina asciende a la posición 22 sobre la misma lista de países, con 1.115 fallecidos sobre esa base poblacional.
En una lista de 150 países que tienen más de un millón de habitantes, el peor indicador lo tiene Bélgica, con 1.874 fallecidos sobre esa base poblacional. En la región, solo están por encima de Argentina, México con 1.350 fallecidos por cada millón de habitantes; Perú con 1.333; Panamá con 1.330; Colombia con 1.134 y Brasil con 1.115, el mismo valor que Argentina.
Según el análisis de Viego sobre cómo manejó el Gobierno la política sanitaria, “la cuarentena inicial -la que menos recursos requería- permitió aplazar los contagios. Ese confinamiento, idealmente, debería haber contribuido a fortalecer los sistemas sanitarios y de vigilancia, preparar equipos de detección, seguimiento y aislamiento eficaz de casos positivos, formar cuadrillas de fiscalización de protocolos con mecanismos pertinentes de penalización y habilitar vacunatorios. Pero Argentina no avanzó en esa tarea y, actualmente, la evolución de la pandemia está enteramente apoyada en la conducta individual y es vulnerable al ingreso de nuevos linajes del virus”.
La investigadora de la Universidad Nacional de Sur advirtió que, al igual que el resto de los países, “padece la dependencia de grandes multinacionales para acceder a vacunas a un costo y ritmo adecuados para inmunizar a su población. Frente a esto, el pronóstico más probable de la pandemia a nivel local es una evolución de picos, mediados por descensos temporales”.
En esa línea, los expertos coinciden en que con los actuales niveles de circulación de la población, la baja cantidad de testeos, el relajamiento de las conductas sociales, y un plan de vacunación que avanza a paso lento, el coronavirus en el país aún está lejos de ceder.
Cómo se procesó la información
La Unidad de Datos de descarga diariamente los datos oficiales de distintas fuentes, entre ellas, el Ministerio de Salud de la Nación Argentina, la Universidad Johns Hopkins y Worldometers.
Estos datos se llevan a una hoja de cálculo, donde se cruzan con datos poblacionales y por continente, detallando las siguientes variables: casos confirmados, muertes, recuperados. Sobre estas bases se calculan varios indicadores entre ellos incidencia, letalidad y mortalidad.
Para descargar los datos a nivel mundial y nacional, con sus respectivas pestañas, siga este enlace.