A medida que los contagios aumentan de manera exponencial en el país, se reduce el número de camas libres en los hospitales: 14 estados reportaron récord de hospitalizaciones
Expertos en salud pública están alertando por el rápido avance de los coronavirus en los Estados Unidos, indicó este jueves el periódico The Washington Post, llegando a indicar que no se descartan nuevos aislamientos obligatorios en el país debido al “desastre humanitario”.
Para el ex director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), Tom Frieden, Estados Unidos está viviendo “tiempos peligrosos”, mientras que el principal corresponal médico ade la cadena CNN, Sanjay Gupta, habló de un “desastre humanitario”.
Mientras que el epidemiólogo Michael Osterholm, que forma parte del equipo de trabajo contra el coronavirus del presidente electo Joe Biden, describió a la situación como el “infierno del covid-19”.
Aunque contundentes, las apreciaciones de los expertos golpean contra la fatiga acumulada y extendida de la población frente a las restricciones al movimiento, que se han estado levantando progresivamente en todo el país en los últimos meses debido al impacto negativo que tienen en la economía.
Incluso en los estados en los que algunas de estas resrtricciones han vuelto a ser impuestas para frenar la segunda ola, muchas personas están relajando los cuidados o simplemente ignorándolos.
El miércoles 14 estados en el país, casi todos ubicados en el centro norte, reportaron números récord de hospitalizaciones. Mientras que 23 estados en todo el territorio sufrieron números récord de contagios, de acuerdo al Washington Post.
El rápido crecimiento en las hospitalizaciones hoy adelanta un aumento en el registro de muertes que comenzará a observarse en las próximas semanas.
“Nuestros hospitales estáns llenos”, dijo Megan Ranney, profesora de emergentología en la Universidad de Browns, en una entrevista reciente. “Nuestros trabajadores se están enfermando y esto está haciendo colapsar al sistema”, agregó.
De hecho, el miércoles se reportaron 1.549 muertes en todo el país en un sólo día, récord desde abril, cuando tuvo lugar el primer pico de contagios.
En aquel momento el avance del virus logró ser contenido por una batería de medidas, incluyendo severos aislamientos en ciudades como Nueva York y estrictos protocolos de distanciamiento social en el resto del territorio.
Aunque efectivas, estas medidas tuvieron un alto costo económico, frenando la actividad y disparando el desempleo, y se volvieron impopulares. Por tanto, luego de que el número de contagios se derrumbara, hubo un rápido desmantelamiento del aislamiento y ahora la segunda ola está demostrando ser, para muchos, aún peor que la primera.
Las esperanza se encuentra, ahora, en los recientes avances en el desarrollo de las vacunas. El laboratorio estadounidense Pfizer, en alianza con el alemán BioNTech, anunció la semana pasada que su antígeno había mostrado en los ensayos tener un 90% de efectividad en generar una respuesta inmune.
Días después, el gobierno de Rusia anunció que su vacuna Sputnik V había logrado una efectividad del 92%. Y pronto se conocerán los resultados del estudio encarado por el laboratorio británica AstraZeneca, cuya vacuna desarrollada junto a la Universidad de Oxford será ampliamente distribuida en América Latina.
La vacunación, sin embargo, no comenzará antes de fin de año y en cantidades reducidas, y se espera que su aplicación masiva tenga lugar recién en el primer trimestre de 2021.
Mientras tanto la curva de contagios de Estados Unidos ha entrado en su “fase exponencial”, de acuerdo a Frieden, y la situación empeorará antes de mejorar.
Al respecto, algunos hospitales estadounidenses, como los de El Paso, en la frontera con México, se vieron obligados a emplear morgues móvils para dar cuenta del aumento de muertes, y han tenido que enviar enfermos a otras jurisdicciones para que puedan ser atendidos.
Los expertos advierten además que las festividades que se acercan, el Día de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo, probablemente generarán un aumento en los contagios.
“La vacuna está en camino, esto no es para siempre. Pero justo ahora tenemos que frenar la cadena de transmisión”, concluyó Ranney.