El primer ministro, Jean Castex, explicó que la medida busca evitar una competencia desleal con los pequeños comercios que se han visto obligados a cerrar por el nuevo confinamiento para combatir la pandemia. La restricción comenzará el 3 de noviembre y se prolongará hasta el 1 de diciembre
El primer ministro francés, Jean Castex, anunció hoy que a partir del próximo 3 de noviembre las grandes superficies no podrán vender productos no esenciales para evitar una competencia desleal con los pequeños comercios que se han visto obligados a cerrar por el confinamiento para combatir la pandemia de coronavirus.
La decisión fue adoptada por el Gobierno francés tras entrevistarse con asociaciones de pequeños comerciantes y de grandes superficies y dos días después de que el Ejecutivo ya prohibiera la venta de libros en hipermercados para no perjudicar a las pequeñas librerías independientes.
Castex indicó que “por equidad” prohibirán que se vendan en las grandes superficies productos que los pequeños comercios no pueden distribuir por el cierre, aunque saben que con esta medida los grandes beneficiados serán las webs de venta por internet.
El primer ministro francés indicó que, por ahora, no pueden responder a la demanda de los pequeños comercios de abrir sus puertas, porque la ola de COVID-19 es todavía muy fuerte, aunque prometió que en dos semanas revisarán la situación y, si es favorable, se puede autorizar una apertura paulatina.
En este sentido, Castex pidió comprensión a las pequeñas superficies por la “situación dramática” que vive toda Europa por el avance de la pandemia, que hace “indispensable” volver al confinamiento.
Castex prometió 20.000 millones de euros de ayudas suplementarias a los comerciantes obligados a echar la persiana.
El primer ministro aseguró que el nuevo confinamiento está previsto hasta el 1 de diciembre próximo, pero que su fin depende de que se respeten las medidas de distanciación social preconizadas por el Ejecutivo.
Con este nuevo confinamiento, el gobierno pretende volver a “unos 5.000” casos de contaminación por día, frente a los casi 50.000 registrados el viernes.
El objetivo central es reducir la presión sobre el sistema hospitalario. Según las últimas cifras publicadas el viernes, 3.368 enfermos de covid-19 están ahora en reanimación o en cuidados intensivos (para las 6.400 camas actualmente existentes en el territorio). Las autoridades temen la saturación del sistema hospitalario en las próximas semanas.
Como en el primer confinamiento, los franceses que quieran tomar aire o ir al mercado deben ir provistos de un justificativo temporal, bajo pena de una multa de 135 euros.
Pero hay tres cambios importantes con respecto al primer cierre: escuelas, colegios y liceos volverán a abrir el lunes después de las vacaciones de Todos los Santos; se podrá visitar a los residentes de los establecimientos para ancianos y el trabajo in situ podrá continuar, incluso si el recurso al teletrabajo se convierte en la regla.
Consecuencias económicas
El déficit público francés llegará al 11,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, lastrado al igual que la deuda pública por el nuevo confinamiento, anunció el domingo el ministro de Cuentas Públicas, Olivier Dussopt.
El déficit, que mide la diferencia entre los gastos y los ingresos del Estado, se elevará “a 248.000 millones de euros en 2020 (290.000 millones de dólares), el 11,3 % del PIB”, anunció Dussopt en el diario Journal du Dimanche.
Esta estimación revisa al alza otra previa que vaticinaba un déficit del 10,2%. El viernes, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, anunció que la deuda pública alcanzará el 119,8% del PIB este año, frente al 117,5% anterior, un récord.