A través de un estudio de doble ciego, la vacuna denominada RUTI realizará un ensayo clínico internacional
Mientras la carrera por obtener una vacuna eficaz contra el nuevo coronavirus y la enfermedad COVID-19 que genera ingresa en la recta final, la ansiedad crece en todo el mundo que busca tener en sus manos una herramienta que pueda eliminar esta pandemia.
En este contexto, la vacuna española denominada RUTI contra el COVID-19, desarrollada por un investigador del Hospital Germans Trias i Pujol, de Barcelona, y fabricada por la farmacéutica Archivel Farma, es la primera de origen español en recibir la autorización para realizar un ensayo clínico internacional, que se llevará a cabo en Argentina.
Tal como ha informado la compañía, la vacuna, que inicialmente fue diseñada contra la tuberculosis, se prevé eficaz también contra otras infecciones víricas como el nuevo coronavirus, por lo que ha recibido la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) de Argentina para realizar un ensayo clínico.
La vacuna para la tuberculosis conocida como BCG se inventó hace un siglo y proporciona inmunidad contra la tuberculosis (TB), una infección bacteriana, pero se sabe que tiene otros beneficios. Ensayos anteriores descubrieron que las personas que reciben la vacuna tienen un sistema inmunológico mejorado y pueden protegerse de la infección. Por ejemplo, en un ensayo entre nativos americanos, la vacuna BCG en la infancia pudo ofrecer protección contra la tuberculosis hasta 60 años después de la vacunación.
El estudio que se llevará a cabo en el país será de doble-ciego con placebo, de nueve meses de duración, para evaluar la eficacia de la vacuna RUTI en la prevención de la infección y la disminución de la mortalidad por SARS-CoV-2 en el personal sanitario.
La vacuna ha sido desarrollada por el doctor Pere-Joan Cardona, del Servicio de Microbiología de Can Ruti, y se basa en la denominada “inmunidad innata entrenada”, es decir, en estimular a través de la vacuna la inmunidad del cuerpo y “dotarla de memoria” para generar una mejor y más rápida respuesta a la exposición del virus.
De mostrarse eficaz, esta vacuna podría convertirse en la base de vacunas antivíricas de amplio espectro gracias a su mecanismo alternativo a la generación de anticuerpos que produce la vacunación clásica. De hecho, esta nueva opción terapéutica podría emplearse además como primer recurso en caso de epidemias provocadas por virus nuevos o en mutaciones de virus pandémicos que hacen que las vacunas existentes pierdan su eficacia inicial.
Inmunidad entrenada
También podría aplicarse como refuerzo en poblaciones que no responden con eficacia a las vacunas específicas o como complemento de vacunas que generan anticuerpos, por ejemplo las desarrolladas concretamente para la COVID-19.
“El concepto de inmunidad entrenada aparece como una alternativa interesante e innovadora para explorar como estrategia de prevención, inicialmente sobre el personal de la salud”, ha explicado el doctor que lidera el estudio en Argentina, Waldo Belloso, a EFE, quien ha admitido que “la obtención de vacunas específicas de eficacia suficiente y disponibles para su uso masivo llevará tiempo”.
Tras recibir el aval de las autoridades argentinas, la compañía RUTI Immune ya ha iniciado los trámites logísticos para que las dosis lleguen al país sudamericano y pueda empezar a administrarse en 369 empleados de diversos centros sanitarios.
La vacuna contra la tuberculosis, un rol esencial en la pandemia
En julio, un estudio científico en EEUU determinó que la vacuna contra la tuberculosis, introducida al mundo en 1921, podría desempeñar un rol significativo en la reducción de la tasa de mortalidad por COVID-19 en los países donde esta ha sido más aplicada.
Para llegar a esa conclusión, investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos entrecruzaron datos de las tasas de mortalidad en todo el mundo y la aplicación de la vacuna Bacilo Calmette-Guerin, también conocida como BCG.
Según el estudio, los lugares donde las tasas de mortalidad eran más bajas variaban según las edades, los ingresos y el acceso a la atención médica.Pero, en paralelo, todos tenían algo en común: un programa de vacunación contra la tuberculosis.
Otra investigación estableció que la vacuna de la BCG, que se aplica a los recién nacidos, puede ofrecer protección hasta los 60 años. Sin embargo, los científicos no tienen claro si los adultos que ya fueron inyectados como niños obtienen protección contra el SARS COV 2, porque aún faltan pruebas para comprobarlo.