A casi ocho de cada diez muertos se les detectó el virus hasta después de que fallecieron, es decir, no recibieron las atenciones médicas adecuadas.


Casi ocho de cada diez de las 11,729 personas que lamentablemente fallecieron a causa del COVID-19 en México no llegó hasta una unidad de terapia intensiva, eso significa que el 76% de las víctimas ni siquiera fueron intubadas o recibieron atenciones médicas oportunas.

Además, de un día a otro se han revelado más de mil decesos; “esto ocurrió porque se hizo un ajuste en las defunciones que se habían presentado con anterioridad y que no se habían registrado o no se habían dictaminado «, dijo el presidente López Obrador esta mañana, por lo que es posible que en el futuro la cifra vaya aumentando, toda vez que se siga reajustando y proporcionando la información.

“El número de muertes reales lo sabremos cuando pase la etapa más aguda de la pandemia”, asegura Gabriel J. O´Shea Cuevas, secretario de Salud del Estado de México, quien además dijo que hay un rezago en los hospitales de todo el país.

Informó que las muestras de pacientes vivos o muertos son enviadas al Indre, al Hospital la Raza o alguno de los 32 laboratorios estatales para ser analizados en las máquinas de PCR, y que tan solo en el Edomex, con una población de 16 millones solo se pueden analizar 1,000 diarios, por lo que aún tienen muchas en la lista de espera.

“Hay pacientes a los que se le tomó la prueba hace 10 días y ya fallecieron. La cola es muy larga”, confesó el funcionario.

Cabe señalar que en el Edomex se han registrado oficialmente 1,168 defunciones por coronavirus, aunque hay 4,600 actas de defunción por influenza en las que médicos sospechan que la causa de muerte fue SARS-CoV-2.

El retraso en la aplicación de pruebas para detectar coronavirus ha terminado por ocultar a varias víctimas, las cuales no han sido contabilizadas, formando parte de la “mortalidad no observable”, de la cual ha hablado el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.

De acuerdo a datos de El País, asesorada por Sebastián Garrido, profesor asociado del CIDE y coordinador de la unidad Ciencia de datos, faltan fechas de toma de muestra y resultados de pruebas de COVID-19.

Después del 12 de abril se hicieron análisis de coronavirus a más de 10,000 muestras, aunque de esas, más de 5,000 de esas fueron de pacientes que ya habían fallecido antes de ingresar al sistema de salud.

De tal modo, las muestras que dieron positivo fueron publicadas en la base de datos oficiales ese mismo día, algunas con un desfase de entre cuando fue detectado el virus y cuando ocurrió el deceso. Además, hay otro registro que indica que al menos 957 personas fallecieron el mismo día que ingresaron a un centro de salud o en la ambulancia que los transportaba a un hospital.

El pasado 4 de mayo, el subsecretario López-Gatell pronosticó 6,000 decesos por coronavirus, aunque ha tenido que reajustar la cifra hasta los 30,000. Este miércoles señaló que una comisión conformada por infectólogos, epidemiólogos y otros funcionarios federales se encuentran revisando cientos de actas de defunción para “identificar la mortalidad no observable”.

Se estima que este retraso en aplicar la prueba de coronavirus en personas fallecidas puede deberse a que durante la Fase 3 la demanda de pacientes aumentó, al ser la etapa de mayor contagio, por lo que se le dio prioridad a pacientes vivos.

“Es comprensible que se priorice la atención de las personas vivas que están esperando atención y no este procedimiento de toma de muestra”, señaló López-Gatell en días pasados.

Pese a que México ha hecho esfuerzos para conseguir ventiladores para terapia intensiva de Estados Unidos y China principalmente, los datos muestran que solo el 24% de los pacientes ha llegado a recibir esta atención, pues más de 8,000 han fallecido sin acceso a un respirador, lo cual también coincide por qué desde que inició la Fase 3 de la pandemia siempre ha habido capacidad hospitalaria en todos los estados.

El ingreso de los pacientes a ventiladores es accesible entre los que tuvieron un diagnóstico oportuno, aunque resultan ser una minoría en México.

En este contexto, es prudente recordar que López-Gatell afirmó que en México no se ocultan casos de COVID-19 ni se busca engañar a la población, pero reconoció que hay un subregistro, porque ningún país en el mundo tiene una contabilidad exacta de los contagios por el virus.